Frente al espejo
«Mi estimado señor Enrique Ubieta Gómez, acabo de leer su artículo en el periódico (Cuando un pueblo canta sus himnos, viernes 2 de mayo). Soy estudiante de Medicina en la provincia de Matanzas, de nacionalidad ecuatoriana, fui partícipe por primera vez de la concentración del 1ro. de Mayo. No hay palabras para describir el sentimiento al desfilar con mi bata y mi bandera. Como usted se hace la pregunta “¿Por qué la Revolución Cubana concita tanta simpatía entre los hombres y mujeres del mundo?”, la respuesta desde mi perspectiva es clara: libertad. Vengo de un país donde las marchas son solo para pedir dinero o para exigir al gobierno seguridad, educación y salud. Estoy acostumbrado a lo que le digo, pero dígame ¿qué le hace a un par de jóvenes de otra provincia viajar toda la madrugada para desfilar codo a codo con sus hermanos? Yo siento que hice el sacrificio por cada uno de los trabajadores del mundo que salen todos los días a buscar el pan para los hijos sin saber si retornarán al hogar, por todos aquellos que son explotados diariamente, y por agradecimiento a la Isla, que es mi hogar, por enseñarme a ser revolucionario. ¿Sabe algo?, no me importa si tengo que viajar seis horas o dos para desfilar y gritar viva la libertad por 15 minutos y después viajar otras seis horas. Lo valioso es que me enseña a forjar mi espíritu revolucionario, y a observar para aprender. La prensa de mi país jamás va a decir que en La Habana, donde estudian Medicina, desfilaron jóvenes de cientos de países del mundo gratuitamente, y lo único que nos pide la Revolución es salvar vidas. A los dueños de los canales de televisión o periódicos no les interesa que el pueblo sepa la verdad sobre Cuba y que desfilamos por un sentimiento y no por obligación. El próximo 26 de Julio se celebrará un año más del glorioso asalto al cuartel Moncada, quisiera que usted me ayudara diciéndome dónde será la celebración y dónde podría ubicarse mi escuela. Esta vez quisiera poder llevar a mis compañeros para que ellos sientan el orgullo de estar ahí. Una cosa más, es verdad que hay carestías materiales, pero jamás habrá la espiritual que es la importante, y cada vez que veo a un hombre poniendo los principios antes que nada, le agradezco a Dios, por estar aquí, y no se preocupe de no estar en los titulares de los “grandes periódicos del mundo”, la marcha de más de medio millón de hombres está en el titular de mi corazón y en el de los latinoamericanos que estuvimos presentes. Me despido citando al Maestro: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor; sino de qué lado está el deber”. Siga adelante con su pluma que es la forma de combatir a las mentiras. (Adrián Espín).
«Al diario Juventud Rebelde le agradezco esta alegría y oportunidad que me han dado de ver a estos cuatro jovencitos (Diecinueve años por cuadruplicado, Luis Hernández Serrano, jueves 1ro. de mayo) traídos al mundo con mis manos hace 19 años. Les agradecería mucho que hicieran posible esta comunicación con ellos. Gracias, y mis saludos cordiales». (Doctora Nilda Ríos, Colaboración Médica, Sudáfrica).
«“No es la cima del mundo, no es la altura final para el espíritu humano. Pero es un buen comienzo”. Yo también lo creo. Soy una joven santiaguera de 23 años; leer su artículo Pico Turquino (Enrique Ubieta, 30 de abril), me trajo tantos buenos recuerdos, que quiero darle las gracias y felicitarlo por recrear tan fielmente casi todo cuanto se puede sentir subiendo esas mágicas lomas de la Sierra Maestra. Yo las he escalado en dos ocasiones y creo que mientras la juventud me dé fuerzas, lo seguiré haciendo cada vez que se me presente la oportunidad, porque ciertamente, a pesar del cansancio extremo que sin dudas provoca la subida, todo el esfuerzo se recompensa con la magia inexplicable de sentirse caminando “cerquitica” de las nubes, con saberse pisando el mismo fango que aquellos que una vez se alzaron, o simplemente con escuchar el canto maravilloso de algún ruiseñor. ¡No pudieron Celia y su padre poner ese busto en mejor sitio! Ahí, en “el punto más alto de la Patria” (me tomo la atribución de citarlo de nuevo) es donde debe estar el Apóstol». (Zuzel).
«Por razones ajenas a mi voluntad, no ha sido hasta hoy que he podido hacerle llegar mi felicitación por el artículo Un poco de comprensión (16 de abril, Juan Morales Agüero). En él ha reflejado con mucha certeza las incomprensiones que con bastante frecuencia sufren nuestros “adultos mayores”, las que laceran su espíritu, no solo por los innumerables reproches que reciben, sino que ese dolor se torna aún mayor cuando estos provienen de sus seres más queridos, precisamente aquellos por los que ellos, ni aun siendo ancianos, dejan de escatimar esfuerzos y sacrificios. Considero que es de vital importancia el trabajo de nuestros medios de comunicación, en especial la televisión, a los efectos de contribuir a crear la conciencia necesaria ante la realidad que vivimos en cuanto al envejecimiento de la población. Pudiera tomarse como ejemplo algo muy bien recibido por nuestro pueblo dirigido a la formación de nuestros niños, dramatizado con mucha naturalidad por Aurora Basnuevo». (Magali Llort)