Frente al espejo
La publicación de la crónica Sagrado Sancti Spíritus (sección Cartas son cartas, Rosa Miriam Elizalde, 29 de enero) asomó a los lectores al drama de un peculiar edificio de esa villa, la Colonia Española. Aparentemente, su transmutación en centro comercial lo salvó de la destrucción, pero está aniquilando la atmósfera de gratos recuerdos del lugar.
¿Puede salvar, por un lado, lo que por otro mina un rincón de la espiritualidad? ¿Qué final diferente pudo tener esta historia en un país de precario bolsillo pero celoso de su identidad? Que hablen los lectores:
«Apenas leí su artículo sobre la Colonia Española me sentí muy agradecido porque esto salga en la prensa nacional. También soy espirituano y estoy de acuerdo con lo que usted escribió... Hace como tres años TV Yayabo hizo un programa sobre esa construcción planteando que estaba a punto de colapsar. Entonces nadie tenía dinero para arreglarla. No me gustó ni un poquito la idea de que la convirtieran en una tienda: iba a permutar su condición de espacio recreativo por la de centro donde se expenden artículos con precios que no están al alcance de todos.
«Días después de su inauguración fui y la vi. La arquitectura está hermosa pero se ve sucia con todas esas cosas en venta. Ofende que ese lugar con tanta historia termine con olor a detergente. Ojalá que algún día vuelva a ser lo que fue...» (Rolando Bravo Pino, estudiante de la Universidad Central Martha Abreu)
«Soy nieta del trovador espirituano Manuel Gallo, cuya foto y algunas de sus pinturas se guardaban en el Museo de la Trova... Mi hijo de 19 años está orgulloso de su abuelo, aunque no ha podido visitar Sancti Spíritus para matar las nostalgias y completar en parte el retrato que yo le he hecho de él. Después de leer su artículo, me pregunto si mi hijo hallará en esa bella ciudad algunas de sus raíces. Gracias por su llamado de atención». (Flor)
«Un amigo me envió su trabajo sobre Sancti Spíritus y créame que contener las lágrimas me fue imposible. Revivió los gratos recuerdos que guardo de mi tierra. La distancia que me separa de ella y el tiempo que hace que estoy fuera avivan la inmensa nostalgia por esa pequeña ciudad que me vio nacer y crecer.
«No sabía que la Colonia Española era ahora una tienda en divisas. No recuerdo mucho de su vida nocturna, pero sí recuerdo pasar y, al mirar adentro, ver largas hileras de sillones, mesas con personas adultas jugando dominó y, lo que más me impresionaba, la amplia escalera y una enorme y bella lámpara de bolitas de cristal. Le pregunté muchas veces a mi papá si esa casota había sido un castillo de princesas. Un día me dijeron que sí y a partir de ahí viví orgullosa de que en mi provincia hubiesen existido príncipes y princesas verdaderos...
«Reciba mis sinceros agradecimientos por escribir tantas cosas lindas de la ciudad que nos vio crecer». (Yenisey Mendiburt Reina, embajada de Cuba en Yemen)
«Rosa Miriam: Cuando abrí el sitio digital de Juventud Rebelde saltó a mi vista la palabra Sancti Spíritus y por supuesto me introduje de inmediato en la historia de mi ciudad, que es la tuya. Te confieso que sentí una inmensa satisfacción cuando leí los dos últimos párrafos de tu trabajo. ¡Al fin alguien se pronuncia al respecto! Esperemos que este artículo haga reflexionar a quienes en Sancti Spíritus toman ese tipo de decisiones». (Yaira Jiménez Roig)