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Pregunta que merece explicación

«¿Una administradora o dependiente de farmacia están autorizadas a cancelar un medicamento del tarjetón prescripto por el facultativo?», pregunta Gilberto Salabarría Blanco, desde 5ta. C, Edificio B-65, apto. 9, entre 96 y 152, en Cojímar, municipio de Habana del Este.

Gilberto padece de glaucoma. Y el oftalmólogo le indicó Timolol al 0,5 por ciento, muy difícil de  adquirir en la farmacia que le corresponde, porque entraban cinco o siete frascos. A veces accedía a él, pero empezó a escasear.

Entonces el médico le prescribió Dorsolamida. Y nunca pudo adquirirlo. Empezó de nuevo a llegar el Timolol, pero volvió a escasear. En falta de ambos fármacos, el médico le indicó Dorsolamida más Timolol al 0, 5 por ciento, que llegaba con más frecuencia. Y después faltó. El médico le orientó que si la Dorsolamida y el Timolol entraban por separado, podía utilizar una gota de cada uno dos veces al día.

«Y la administradora, añade, me dice que cómo es posible utilizar tantos medicamentos. Le explico que en caso de faltante debo usarlos según vengan. Me responde que de venir los tres no me los puede despachar.

«El Timolol hace meses no viene. Casualmente había Dorsolamida y me lo despachó. Pero el orientado por el
especialista es Dorsolamida y Timolol al 0,5 por ciento. Y este medicamento me lo retiró del tarjetón».

La administradora lo mandó a que viera a la oftalmóloga del policlínico para que le diera un certificado. Gilberto adujo que cómo un médico que nunca lo ha atendido en consulta ni le da seguimiento, le va a dar un certificado. Le insistió a ella que en el policlínico de Cojímar no hay oftalmólogo, pues tenía problemas personales. Ella insistió que fuera a otro policlínico. Mucho menos me van a dar el certificado, acotó, y agregó que iba a esperar al turno con la doctora que lo va a empezar a atender en el hospital para el certificado.

«Quiero que me aclaren si las farmacéuticas o la administradora están facultadas para el retiro del medicamento orientado por el especialista. ¿Quién orientó eso, dónde y cuándo fue publicado? ¿Es que están por encima del especialista...?», pregunta Gilberto.

La gratitud de una abuela

Vilmis Urbina Pérez (Luz 166, entre Aguacate y Compostela, La Habana Vieja, La Habana) cuenta que hoy cumple siete años su nieto Dagny, y su historia sería otra de no ser por el personal médico que le salvó.

El 3 de diciembre de 2023, Dagny presentó dolores de cabeza, en los ojos y fiebre. Y tuvo un vómito en proyectil. El cuadro se agravó en segundos. Perdió el conocimiento y le dieron los primeros auxilios en Coco y Rabí. Luego supieron por los médicos que el vómito en proyectil implica problemas neurológicos.

En ese policlínico lo atendió la doctora de guardia. Lo examinó, le indicó un suero y dado el cuadro, decidió remitirlo al William Soler. Gracias por su rapidez, humanidad y conocimiento, dice Vilmis. Y agradece al personal del SIUM.

Al arribar al William, los intensivistas de guardia, aún sin poderle realizar punción lumbar por su delicado estado, diagnosticaron preliminarmente posible meningo. Y no fallaron.

«Fueron días difíciles, afirma, desde un coma inducido, la confirmación de una meningo bacteriana, hasta el alta el 13 de diciembre con recomendaciones y consultas por las posibles secuelas. No faltó ningún medicamento ni la sensibilidad humana de esos galenos. Hoy que vemos feliz a nuestro niño no tenemos cómo agradecer tanto amor, dedicación y preocupación de todo el equipo médico que lo atendió; a la dirección del hospital, al personal de servicio, a la profesionalidad con que el jefe de terapia intensiva nos daba los partes, cuando estaba reportado de crítico», concluye.

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