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Sobre los ciclos del gas licuado

En medio de las severas dificultades que presenta hoy la comercialización normada del gas licuado, José Enrique Peña Prieto (Edificio 6, apto. 15, Zona 24, Alamar, La Habana) recuerda que tiempos atrás existía una norma que disponía, de acuerdo con la cantidad de miembros de cada núcleo familiar, el lapso de días en que esos clientes podrían reaprovisionarse de cada balita de gas.

Posteriormente, manifiesta, se podía sustituir y adquirir el cilindro cada diez días, independientemente de la cantidad de consumidores de cada núcleo.

«Esta indicación, asegura, no está en ningún punto de venta, pero así funcionaba y funciona actualmente. Ayer le pregunté a las compañeras de Atención a la Población de la Empresa de Gas Licuado qué resolución validaba este último método, y su fecha de establecimiento y no pudieron decirme. No he visto un punto de venta del gas licuado que tenga la normativa, para conocimiento de la población».

Y señala que hoy por hoy, con el déficit de gas licuado, se le hace un gran problema a las familias poder cocinar. Y no todas pueden gastarse 30 o 40 MLC en una cocina eléctrica.

Refiere que «ya desde hace un tiempo se están confrontando problemas con la compra del gas licuado, y lo vamos a seguir sufriendo, tal vez en el futuro peor que ahora. Pero se sigue vendiendo un cilindro cada diez días».

Ello, añade, para lo único que sirve, es para el negocio con los cilindros a mil pesos, y para que el pueblo  se amargue, porque tiene que estar en una cola una semana o 15 días, marcando dos veces al día.

«En muchos casos el que compró vuelve a los diez días a comprar gas para revenderlo; y lo que también es un peligro, pasarlo a otro cilindro por determinado precio», concluye.

¿Pierden el derecho?

Hay decisiones que no caben en el campo de la lógica y de la justeza, como la que notifica Hayram González Díaz, residente en Chapelín 835 e/ Tenería y Salud, en la ciudad matancera de Cárdenas.

Indica en su carta que su niña nació el 10 de octubre de 2023, y desde entonces, por el derecho a la canastilla solo le han vendido un pequeño módulo de aseo, seis percheros, un orinal y una jabonera.

«Como puede apreciar, manifiesta, faltó lo más importante: el colchón para la cuna. Mi esposa se inscribió en agosto de 2023 en el censo para la canastilla,  por lo que en agosto de este año se venció su tarjeta al respecto. Hoy me entero en la tienda de canastilla que entraron colchones; pero para las inscripciones de octubre, noviembre y diciembre de 2023 y enero del 24.

«¿Cómo es posible que le den ese derecho a los de ahora, y los otros atrasados no lo tengan? ¿Es tan difícil terminar y completar? En la Dirección de Comercio me informaron que recibieron una circular de la Ministra de Comercio Interior que no podían venderle a nadie con retraso, que era solo para estos niños», concluye.

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