Acuse de recibo
Lo pregunta Pedro Roberto Sagarra Batallé (Edificio 1, escalera D, apto. 2, El Modelo, El Caney, Santiago de Cuba), un jubilado que laboró por más de 40 años en el sector educacional, y hoy apenas recibe una pensión de 1 678 pesos. Necesita trabajar de nuevo.
Por ello, y teniendo en cuenta las medidas de beneficio para ese sector, que incluyen el pago de la antigüedad, decidió iniciar los trámites para reincorporarse, pues está en plenas facultades para ello. Eso le permitiría aportar su experiencia en la tarea que más ama, y a la vez mejorar su calidad de vida.
Lo primero que hizo fue tratar de rescatar su expediente laboral, que se encontraba en la filial municipal del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass). Fue allí el pasado 19 de enero. Le atendió una compañera nombrada Dámarys, quien le dijo que era muy difícil que dichos documentos se encontraran allí.
Pedro le respondió que debían estar, pues nunca se los habían entregado tras hacer los trámites para un incremento de pensión luego de haber laborado años posteriores a su jubilación. Ella le preguntó de qué año se trataba. Y él le respondió que de 2018. Y replicó que de ese año allí no había nada.
Pedro manifestó que no recordaba si de 2018 o de 2019. Y ella, sin hacer búsqueda alguna, le dijo que esos documentos no estaban allí, y mucho menos si él no tenía claridad en cuál de esos dos años fue que hizo los trámites.
Entonces Pedro le preguntó qué podía hacer. Nada, dijo ella. Y añadió que allí solo custodiaban esos documentos por espacio de cinco años. Y ante tanta insistencia de Pedro, le expresó que iba a tomarle los datos para entregárselos a la especialista, a ver si ella podía hacer el favor de buscarlos. Y que volviera el 25 de enero.
El 25 Pedro fue a la tan esperada cita. Y como sospechaba, la respuesta de la especialista Dalgis fue fulminante: Esos documentos no están aquí. Él le insistió y ella reiteró que no aparecían. Él dio su disposición de hacer la búsqueda. Y ella respondió negativamente, pues allí solo tenía acceso el personal que labora en dicho lugar.
Entonces, Pedro se personó en la oficina de la Directora, quien le atendió gentilmente. Él le planteó su situación, y ella llamó a la especialista Dalgis. Le pidió comprensión del caso, y le orientó que permitiera a Pedro hacer la búsqueda en el archivo pasivo. Dalgis insistió en que esos documentos no estaban allí, pero accedió a que él buscara.
«Me condujo a un cuartico que metía miedo, expresa, y de donde tuve que sacar, con tremendo esfuerzo físico, varias cajas y gavetas para un pasillo e iniciar una búsqueda que duró horas. Al final fue infructuosa».
Sí notó como algo significativo que, dentro de todas esas cajas y gavetas, estaban los expedientes y otros documentos de los años 2008 a 2017. Sin embargo, tanto Dalgis como Dámarys habían planteado que el tiempo máximo de estancia de los documentos en sus archivos era de cinco años, y pasado ese tiempo los enviaban para materias primas.
En la búsqueda, Dalgis le mostró un libro, para revisar entre ambos, donde se registra la entrada de documentos a ese departamento. Y tras revisarlo con paciencia, se constató que los suyos entraron el 23 de julio de 2019. O sea, cuatro años y seis meses atrás. Ello confirma que debían estar en ese lugar. De igual forma, revisaron el libro donde se consignan las salidas y no apareció constancia de que los suyos hayan sido entregados. Tenían que estar allí. No había razones para que no estuvieran.
Pedro informó a la Directora de la baldía búsqueda y le expresó su inconformidad con la pérdida de los documentos. Y ya, con la cabeza más fría, considera que hay varias interrogantes cuyas respuestas debían ofrecer las funcionarias de esa entidad:
«¿Realmente, durante la semana transcurrida desde el 19 y el 25 de enero, Dalgis realizó la búsqueda prometida por Dámarys? ¿Por qué si los documentos se conservan solo durante cinco años, Dalgis me puso a buscar en un montón de papeles que nada tenían que ver con los años 2018 y 2019 y que oscilaban entre los siete y 16 años de estancia? ¿Por qué no se me permitió buscar en los documentos de los años 2018 y 2019? ¿Cómo es posible que en un lugar de tanta responsabilidad puedan perderse documentos tan importantes? ¿Tendré que renunciar a la posibilidad de cumplir mi sueño de hacer nuevamente el trabajo que más he amado en mi vida por la irresponsabilidad de alguien que no cumplió su obligación? ¿Mi caso no tiene solución alguna?», concluye.