Acuse de recibo
Desde Mayarí, en Holguín, Milagros Fernández Matos solicitó aquí el pasado 16 de enero atención sobre un subsidio aprobado el 11 de marzo de 2016 para su hermana María Caridad Fernández Matos, de quien es la representante legal, por padecer esta trastorno bipolar, cardiopatía isquémica e hipertensión, y convivir con la madre de 82 años, quien ha sufrido varias isquemias cerebrales.
Contó Milagros que el primer asunto fue el terreno donde se encontraba la casa en pésimas condiciones. Se hicieron los trámites y se liquidó la deuda contraída por concepto de liquidación de vivienda, y todo lo que se les pedía. Pero el tiempo pasaba, y nada
«Cansada de tanto peloteo, decía, el 20 de septiembre de 2020 se puso una queja en la Fiscalía del municipio, y la respuesta dada fue que se verificó con la Dirección Municipal de la Vivienda el expediente, y que se le daría seguimiento y seríamos informados. Y todavía nadie se ha presentado».
El 27 de enero de 2017, refería, se había realizado el contrato de administración de fondos. Se confeccionó tarjeta magnética desde el 11 de febrero de 2021. Y se le fueron aprobando, por acuerdo del Consejo de la Administración Municipal, sucesivas prórrogas en 2019, 2020 y 2021. Y la de 2022, por dos años, se seguía alargando.
«Se me plantea, decía ella, inestabilidad en la entrada de recursos en la tienda de los materiales. He visitado en varias ocasiones la Dirección Municipal de la Vivienda, y por ello me han visitado los técnicos. Me he dirigido a Atención a la Población del Gobierno municipal. Me he entrevistado dos veces con el compañero que atiende Construcción».
Pero no dan una respuesta satisfactoria. Siempre le dicen que se valorará su caso, y que «el subsidio saldrá este año; ya voy por siete años y aún no se me da conclusión a dicho subsidio…», concluía.
Al respecto, responde Félix Ángel Argota Pérez, coordinador para los Programas y Objetivos de la Construcción en Mayarí, que se creó una comisión para investigar el caso. Refiere que la hermana de Milagros, María Caridad Fernández Matos, fue beneficiada con un subsidio por 90 000 pesos.
El 27 de enero de 2017 se realizó el contrato de administración de fondos y se confeccionó tarjeta magnética. Existía en el municipio la posibilidad de comprar los recursos y no se realizó ninguna compra, lo que se verificó en el expediente que consta en la tienda de materiales.
En 2019, añade, Milagros como familiar a cargo de la situación de María Caridad comenzó a hacer trámites para la compra de los recursos, que no pudo hacer por no estar protegida en los planes. En ese período, el municipio estaba priorizando los subsidios que estaban más avanzados. Y el 6 de abril de 2022 se le aprobó un incremento, que alcanzó un monto de 186 301 pesos.
«Teniendo en cuenta lo antes expuesto, afirma, se decide incluir a la compañera María Caridad Fernández Matos dentro de los subsidios a comprar en el año 2024 para que inicie la cimentación, en dependencia de los materiales que lleguen a la tienda. Su caso se considera Con razón en parte y pendiente de solución», concluye.
Agradezco la respuesta con la cual se deduce que la revelación en esta columna de la queja de Milagros fue el detonante de que al fin se incluyera ahora este caso dentro de los subsidios a comprar materiales en 2024. Aunque en 2017 había recursos y no acudieron a comprarlos, ello no explica el porqué desde 2019 hasta la actualidad no se le había incluido en los planes. Ese período, en que se priorizaban los «subsidios más avanzados», ¿duró todos estos años?
La respuesta deja ciertos cabos sueltos cuando uno la coteja con los pormenores de la denuncia de Milagros. Y tampoco explica por qué ella tiene «razón en parte». ¿Cuál es la parte en que no la tiene, con tantas necesidades y urgencias acumuladas, con tantos alertas y gestiones que hizo, no siempre atendidas? Ojalá puedan al menos este año hacer la cimentación, y cimentar la confianza en lo acordado.