Acuse de recibo
Melba González Delgado (Finca Lucumí, Barrio Aeropuerto, Sancti Spíritus) lleva una carga tremenda sobre sus hombros. Paciente oncológica desde 2017, es madre soltera de la joven de 21 años Dalila Soto González, con retraso mental severo. Y completan el núcleo familiar sus dos padres octogenarios, él con demencia senil.
Cuenta que su vivienda se encuentra en peligro de derrumbe. La realidad es que llueve más adentro que afuera. Ella solicitó ayuda a la cooperativa de la cual su padre es socio, al delegado y a los trabajadores sociales. Y le dijeron que no podían hacer nada. Después de varias visitas de funcionarios gubernamentales, le dijeron que la única forma de ayudarla sería que ella solicitara un subsidio. Y prometieron que una brigada se ocuparía de las labores
Melba solicitó el subsidio a nombre de su mamá Nelda Delgado Piñero el 11 de marzo de 2022, y se aprobó el 10 de noviembre de ese año. Ahí comenzó la verdadera odisea… Se le informó que lo de la brigada no era posible. Y se formó el corre corre, de aquí para allá, imposible de asumir por su madre, por lo cual nombró como su representante a Melba, quien tiene toda la reglamentación en regla, con proyecto incluido hace más de un año.
«Pero cada vez que vamos al rastro, dice, no aparecemos en la lista de los materiales. Y la respuesta es que, como lo que más necesito es acero y no hay, por eso no me han entregado lo otro que sí hubo en algunos momentos. «Para la fecha, a un año y dos meses, más de cien aguaceros después y un rosario de incontable viajes, lo único que tengo como respuesta del Gobierno es que después que el caso se aprueba, lo trabaja la Dirección Municipal de la Vivienda, Y Vivienda responde que solo el Gobierno puede priorizar mi caso. «Después de tantas mentiras y peloteos, expresa, cansada y agotada de ver sufrir a los míos, recurro a usted con la esperanza de que me pueda ayudar publicando la historia», concluye.
Jacqueline Vasconcelos Recio (Bellavista 437, reparto La Vigía, ciudad de Camagüey) refiere que es trabajadora de la Empresa Provincial Integral de Mantenimiento (EPIM) agramontina; y en 2019 le fue otorgado por esa entidad un local para adaptarlo a vivienda, que requiere labores de reparación en cuanto a instalaciones sanitarias, eléctricas y otras. Ya en 2019 la EPIM y la Dirección Municipal de la Vivienda se comprometieron a darle solución al asunto, afirma, y aún hoy ella sigue esperando respuesta de ambas entidades para poder habitar la vivienda que tanto necesita. «Este caso, afirma, se ha convertido en una competencia de los dos organismos, culpándose uno al otro. Vivienda a la EPIM y la EPIM a Vivienda, acerca de quién es la responsabilidad. Y mientras tanto, yo sin un hogar que me fue otorgado en 2019», concluye.
Hayram González Díaz (Chapelín 835, entre Tenería y Salud, Cárdenas, Matanzas) tiene muchas preocupaciones con los procesos de digitalización en los Registros Civiles de Cuba; pues supuestamente su objetivo es hacer más accesibles y factibles los servicios de trámites solicitados por la población, pero en su consideración han logrado todo lo contrario.
«Antes, afirma, cuando no estaba digitalizado, sacar cualquier documento era lo más sencillo de este mundo. Ahora, con esta “digitalización”, intentamos extraer documentación, y nos encontramos con que mucha no está en el sistema cuando se solicita. Y otras las pusieron con errores, y es el ciudadano quien debe gestionar la subsanación por algo que él no generó, con el tiempo que ello trae consigo. «Llamas a algunas oficinas de los Registros Civiles y no responden el teléfono jamás. Así es sumamente difícil. Queda uno en un estado total de indefensión muy grande. Y como si fuera poco, aquí en Cárdenas el Registro Civil está cerrado por un derrumbe que sufrió, y no están atendiendo solicitudes de certificación de nacimiento y de matrimonio», termina.