Acuse de recibo
Nancy A. Herrera Mendoza (Calzada de Buenos Aires, No. 56, edificio 2, apto. 11, entre Consejero Arango y Leonor, Cerro, La Habana) denuncia irregularidades en la aplicación de la medida dispuesta por los ministerios de Salud Pública y de Comercio Interior, de venderles un jabón de baño y otro de lavar mensualmente a los impedidos físicos, más allá de lo que está normado para cada núcleo familiar.
Cuenta Nancy que a su hija le corresponde la adquisición de esos dos jabones mensuales en la tienda La Elegante, de Ayestarán y Tulipán. Pero el abastecimiento de tales productos para los impedidos es irregular; no siempre en el mes en curso llegan. Y para colmo, el teléfono de La Elegante lleva roto hace un año.
«Todo lo anterior ocasiona, afirma ella, que se acumulen meses sin que esté el producto. Hay que estar acudiendo con frecuencia allí para ver si ya llegó. Y no es fácil, ni posible para mí, con 81 años, ni a mi esposo, con 80».
Refiere que en los meses de junio y julio pasados se pudieron adquirir el 21 de septiembre. Y cuando su esposo fue allí el 3 de noviembre para interesarse por los jabones de agosto, septiembre y octubre, tras varios intentos, la administradora de la tienda le comunicó que se perdieron los de agosto y septiembre. Y solo pudo adquirir los de octubre.
«¿Cómo es posible, cuestiona, con la situación que enfrenta el país de transporte, combustible, comunicaciones, y otros órdenes, privar de esta ayuda que alivia a personas vulnerables, impedidos y ancianos?
«Esa no es la política de la Revolución con la ancianidad ni las personas vulnerables, afirma. Eso es exactamente lo que señala nuestro Presidente como ajeno al bloqueo externo, y que depende de la incapacidad o el desvío de algunos funcionarios».
Y concluye solicitando a las autoridades correspondientes que esos jabones para impedidos no venzan en ningún mes durante el año: y que Etecsa evalúe la posibilidad de rehabilitar la comunicación telefónica con esa tienda, dadas las características de los consumidores que atiende: personas vulnerables.
Y este redactor considera que debe esclarecerse por qué una disposición que beneficia a los impedidos físicos, muchos de ellos postrados y por sí muy necesitados de la higiene, no se cumple estrictamente.
Desde San Leonardo 9, 2do. piso, entre Diez de Octubre y Rabí, municipio habanero de Diez de Octubre, Rolando San Román Valdés se declara «un gran aficionado al béisbol, nuestro deporte nacional; simpatizante de las peñas, elementos alegóricos y congas, las mascotas de cada equipo y todo aquello que adorna y embellece el juego, como parte del gran espectáculo que es». Y seguidamente se define como «partidario del respeto a nuestros símbolos nacionales y a la Ley 128, que los protege como es debido».
Y va al asunto:
«El cocodrilo que identifica como mascota al equipo de Matanzas en la Serie Nacional de Béisbol, indica, no debe estar ubicado en el medio de la pizarra del estadio Victoria de Girón así: parado, con su gran tamaño, blandiendo un bate mientras mira a nuestra bandera.
«Sabemos también que nuestra enseña nacional representa la sangre y los sacrificios de los cubanos en el largo camino recorrido para alcanzar nuestras libertades, y merece todo el respeto del mundo. Creo por ello que ese agresivo y depredador reptil está mal situado, observando a nuestra bella bandera de la estrella solitaria con un bate en posición de hacer swing.
«Esto lo podemos observar en cada juego en el Victoria de Girón, cuando la cámara de la televisión toma la imagen de la pizarra en reiteradas ocasiones. Me resulta chocante ver ese cocodrilo que parece que va a golpear a la bandera. Por ello, sugiero con todo respeto que esa mascota sea cambiada de lugar.
«Espero ser escuchado y que mi planteamiento reciba una respuesta por parte del Inder, la Federación Cubana de Béisbol y la Comisión Nacional de Béisbol», concluye.