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Flora y Fauna niega la razón a Elsa

El pasado 1ro. de octubre, y desde San Félix, No. 753, entre San Basilio y Santa Lucía, en Santiago de Cuba, Elsa Barrueco Arias acusó a la entidad Acuario Ciudad, perteneciente a Flora y Fauna, de perturbar la convivencia y tranquilidad ciudadanas.

Decía que esa entidad arrendó el local a un trabajador particular para un restaurante y cafetería, lo cual ha generado espectáculos en cualquier horario del día, especialmente viernes, sábados y domingos, con empleo de equipos profesionales de música y audio, que hacen imposible estar en su vivienda.

Violan lo establecido en la Ley 81 de Medio Ambiente y la Norma 26 de 2012, que plantea la limitación a los decibeles de música, decía, y agregaba que la queja fue notificada a Flora y Fauna, Higiene y Epidemiología y al Citma.

Este último organismo, agregaba, es el único que se personó en mi vivienda y emitió una notificación a Flora y Fauna para el cumplimiento de lo establecido en las leyes. Pero desde entonces se ha agravado más el escándalo de la música.

Responde Marina Reinoso Graña, directora general de la Empresa Flora y Fauna de Santiago de Cuba, que crearon una comisión para investigar el asunto, la cual se personó en el lugar y entrevistó a trabajadores del Acuario, vecinos y profesores de la cercana escuela primaria especial Alfredo Noa Díaz. Y como resultado la comisión concluyó que no hay perturbación alguna a la tranquilidad ciudadana, ni afectación a la salud de moradores provocada por los decibeles generados por la música en las actividades.

«Se realizó, señala, un ejercicio por parte de la comisión, que consistió en poner al máximo del volumen el equipo de audio de la instalación, y comprobar el impacto alrededor de todo el acuario. Andamos diez metros a la redonda; y pudimos apreciar que, en el patio de la instalación, que está colindante a su vivienda, se escucha la música solo en el momento en que se abre y se cierra la puerta del restaurante, al paso del personal de servicio (duración de segundos). Cuando queda cerrada la puerta, en dicho patio no se escucha ruido alguno; por lo que en su vivienda no se debe escuchar nada.

Indica que, según la Organización Mundial de la Salud, hay límites aceptables para el ruido: 65 decibeles por el día y 55 en la noche. Y la música allí no supera esos valores. No transgrede los límites de exposición establecidos por la norma cubana 26 de 2012.

La comisión se dirigió a la  vivienda de la promovente de la queja para intercambiar, comprobar y verificar si se escuchaba el ruido en la casa, y conocer de primera mano sus inquietudes. El intento no  tuvo éxito, pues al parecer no se encontraba en su vivienda. No obstante, refiere que «hay testigos que presenciaron que al momento de la llegada de la comisión al Acuario, ella se encontraba en su patio,

Manifiesta que la comisión hubiera estado agradecida  de poder intercambiar con Elsa Barrueco en ese momento. Y acota que las quejas de Elsa sobre este tema son reiteradas en años, incluso en momentos de realización de actividades tan nobles como cumpleaños de niños.

Afirma que  el objeto social de esa empresa es amplio, y abarca buen número de actividades en cualquiera de sus instalaciones. Y apunta que «como política de país, está el encadenamiento con formas no estatales de gestión, es decir, no violamos nada al arrendar áreas del acuario a cualquiera de estas formas de gestión, y además le informamos que no ha cambiado en nada la línea de trabajo del acuario.

«Tenemos conocimiento, apunta, de que la promovente se ha quejado a otras instituciones y organismos como  la PNR, la DIS, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Salud Pública (policlínico Camilo Torres) y Salud Publica provincial, ya que es esta última la entidad facultada para realizar los estudios de medición de decibeles.

Agrega que Salud Pública provincial se personó en el lugar sin avisar durante varias noches y en plena actividad nocturna, recorrió 15 metros a la redonda y comprobó que no hay afectación por ruido alguno en la comunidad.

En otras ocasiones, y en diferentes horarios, precisa, se ha tratado de contactar con Elsa, y no se ha podido;  incluso en plena actividad en la instalación. Por tanto, consideran sin razón su queja.

De la respuesta, lamento que no se esclarece lo relativo a la visita del Citma a casa de Elsa y la notificación que esa institución le dejó a Flora y Fauna. Y realmente tomaron opinión de muchos, pero faltó algo insoslayable: el encuentro con ella. Aunque sea la queja de una sola persona, no hay por qué subestimarla.

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