Acuse de recibo
Yurelkys Marlén Alonso Rodríguez es una madre soltera que reside en Marino Cabrera, No. 2, entre Valeriano López y Demetrio Brito, en Camajuaní, provincia de Villa Clara. Y carena aquí, porque ya ha agotado todas las vías para que se atienda la situación tan grave que tiene donde vive con su mamá y sus dos niños, uno de bajo peso y otro asmático severo.
Explica que es beneficiaria de la Asistencia Social, y hace unos tres años solicitó un subsidio para reparar el techo de su casa, que se filtra a chorros. Además, para echar el piso, y para que le facilitaran un tanque de agua, pues el que tenía se lo llevó el huracán Irma en 2017.
Pero hasta hoy, asegura, no se han atendido sus ruegos, pues según el criterio de algunas autoridades municipales, ella no clasifica para ello, porque tiene dos hijos y no tres.
Ello motivó que Yurelkys viajara a La Habana el pasado 9 de mayo a tramitar personalmente su situación en las oficinas de Atención a la Población de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Ministros. Y espera algún desenlace fructífero para su situación. Porque los argumentos que le han esgrimido en el municipio, además, son que no hay dinero asignado ni materiales de construcción para ayudarle, mientras que sus hijos presentan serios problemas de salud por la situación habitacional, y se enferman constantemente.
La remitente contrasta esa negativa, con posteriores subsidios que se han otorgado en ese municipio a solicitantes que ella considera menos desfavorecidas: mujeres casadas con un solo hijo, a personas con propiedades y a quienes, incluso, reciben ayuda económica permanente del exterior. Ella se pregunta por qué y para qué visitaron entonces su hogar, si no le iban a dar solución ni respuesta adecuada a su preocupante y crítica situación.
«¿Desconocen, o creen que no tengo noticias y referencias del inciso a del artículo 3 del Reglamento para el Otorgamiento de Subsidios, que dice textualmente: “Las personas naturales que necesiten obtener un subsidio para construir, reparar o conservar su vivienda, deben corresponder a núcleos familiares o a personas convivientes con falta de solvencia económica, que sean protegidos o no por la asistencia social”?
«Es decir, que mi situación continúa siendo la misma que tres años atrás, sin que nadie se decida a ayudarme. Y los días pasan, sin que se vea tampoco ni la más mínima intención de contactarme o de citarme para explicarme con claridad lo que les impide resolver la crítica situación por la que transito junto a mis dos hijos y a mi madre; a pesar de que el 19 de julio volví a comunicarme con la máxima instancia gubernamental del país y de que me he interesado suficiente y reiteradamente con las de mi localidad», concluye.