Acuse de recibo
El pasado 21 de febrero, desde Nueva Gerona, Isla de la Juventud, Oscar Soria Cabrera reveló aquí su inseguridad con respecto al Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass). Y no era para menos.
Contaba que se jubiló como trabajador en la empresa de servicios portuarios Manuel Porto Dapena en marzo de 2022, antes de que allí pagaran las utilidades de 2021. Estas al fin llegaron en abril de 2022. Recursos Humanos de la empresa le entregó la tarjeta SNC 225 con los datos del pago para que los llevara a la filial municipal del Inass, se añadiera el monto acumulado y le hicieran el recálculo de su pensión por jubilación.
Así lo hizo él, y la filial envió la solicitud al Inass central el 24 de abril. Informaron que había atrasos, pero en cuatro meses debía tener el incremento. Que no se preocupara, pues la diferencia se pagaría cuando se aprobara. Pasaron los cuatro meses, y nada. Esperó a completar el quinto mes, y se comunicó con el Inass central. Le dijeron allí que aún él no aparecía en el sistema. Siguió llamando todos los meses y la respuesta siempre era la misma. En noviembre de 2022 llamó de nuevo al Inass central, y le dijeron que el 7 de septiembre de ese año se había emitido la Resolución 2988, en la que se expresa que no procede la solicitud, pues la filial de Nueva Gerona no mandó la documentación necesaria.
Con esa información él fue a la filial de Nueva Gerona. Allí la Directora y quien atiende esos casos le explicaron que la documentación sí se había enviado. Y le mostraron prueba. No obstante, le aseguraron que la enviarían nuevamente.
Oscar siguió esperando y llamando al Inass central. Y nada. El 4 de enero fue de nuevo a la filial de Nueva Gerona, y le ratificaron que se había mandado el documento. Entonces llamó de nuevo al Inass central y le plantearon que no había llegado.
«Continúo llamando al Inass nacional y visitando el de Nueva Gerona, afirma, y todo sigue igual. En agosto próximo se cumple un año de mi jubilación y no se resuelve el problema. Ya no sé qué más puedo hacer. Me pregunto hasta cuándo debo esperar. ¿O será que me harán el incremento cuando ya no lo pueda disfrutar?», concluía.
Al respecto, el 30 de marzo pasado, respondió Benito Rey González, director de Pensiones del Inass, que a partir de las investigaciones hechas se constató que Oscar tenía toda la razón «en cuanto a la demora del trámite de actualización de su pensión, que en un primer momento fue dada porque fue necesario devolver el trámite para la certificación del cobro de las utilidades correspondientes al año 2020 cobradas en 2021; y una vez resuelto fue enviado nuevamente al nivel central, teniendo en cuenta que ese proceso se realiza centralizado y que han existido enormes cifras de trámites para procesar sin precedentes».
Añadió que la modificación de la cuantía de esa pensión se ejecutaba ya para mayo a un valor de 7,357.85 pesos mensuales, con un pago inicial por concepto de diferencias desde su solicitud de 16,907.15 pesos, y que podía hacer efectivo el cobro en abril.
El directivo ofreció disculpas «por la demora y las molestias que ello le ocasionó»; y señalaba que «continuamos adoptando medidas en aras de agilizar la respuesta a las solicitudes de los trámites de incidencias, para evitar que se repitan estas situaciones».
Se agradece la respuesta y la solución de un asunto muy sensible, que se aletargó sobremanera. Las disculpas valen, pero al final no compensan la angustia y la incertidumbre de ese jubilado con el recálculo de su pensión.
A propósito, recibí una nueva carta de Oscar, en la que agradece lo publicado en esta columna.
«Mi reclamación, señala, fue publicada el 21 de febrero. El 20 de abril se efectuó el pago con el incremento y con el efectivo de los 12 meses que me debían. Estoy convencido de que fue gracias a su publicación… Dos días después me llamaron del Inass en Nueva Gerona, en varias ocasiones, para informarme que ya el problema estaba resuelto. Y así fue».