Acuse de recibo
El pasado 15 de noviembre, desde el municipio capitalino de Centro Habana, el doctor Rodolfo Rivero, estomatólogo jubilado de 85 años, mostró aquí su preocupación por la falta de modelos de recetas médicas.
Contaba que un mes atrás, por la angina de pecho que padece, fue al policlínico Albarrán para que le recetaran su indispensable nitroglicerina. Y no había allí recetas, tampoco en los consultorios del médico de la familia. A inicios de noviembre volvió al policlínico y no había recetas. Tratando de investigar… supo que en los almacenes… ¡sí había recetas!
Responde el doctor Emilio Delgado Iznaga, director provincial de Salud en La Habana, que una comisión se entrevistó con Rodolfo y con la doctora del Consultorio del Médico de la Familia 14, con la Vicedirectora de Asistencia Médica y el Vicedirector administrativo de la Dirección Municipal de Salud, y con directivos del policlínico Joaquín Albarrán. También revisaron la documentación que acredita la entrega de las recetas médicas a los profesionales del policlínico.
Aclara que el procedimiento para entregar recetas debe cumplir lo que indica el Ministerio de Salud Pública, según niveles de actividad de las consultas médicas de cada especialista en el mes anterior, cifra que aporta el Departamento de Estadísticas de cada unidad.
En este caso, dice, se constató falta de gestión administrativa del policlínico Joaquín Albarrán, por no revisar en su momento los recursos recibidos (recetas), lo que generó la insatisfacción. Se evidenció que el recurso se agotó y no se previó su reposición, teniendo en cuenta que la Dirección Municipal de Salud garantiza mensualmente el abastecimiento a cada área de salud de las recetas médicas, luego del estudio de cada policlínico de su nivel de actividad. Y también que hasta el momento no habían existido incidencias al respecto.
Añade que el caso se socializó con los directivos de las restantes áreas para que no vuelvan a ocurrir estas irregularidades, además de hacerle un señalamiento crítico al equipo de dirección del policlínico Joaquín Albarrán. Por ello, califican la queja Con razón, y adoptan las medidas organizativas correspondientes.
Agradezco la respuesta, y solo añado que si la causa fue la imprevisión y falta de gestión en el policlínico en cuanto a la existencia de modelos de recetas, ¿qué riesgo se hubiera corrido si hubiera afectado a ese u otro paciente, con saldos impredecibles? Ojalá que el «señalamiento crítico» sirviera de escarmiento.
Luis García González (de calle 5ta. A, esquina a 78, edificio 20 B, apto. 2, Villa Panamericana, municipio de La Habana del Este, La Habana) refiere que su esposa falleció el 24 de diciembre de 2013, y ya en la libreta de abastecimiento de enero de 2014 había sido dada de baja; no así de la factura de consumo de agua por Aguas de La Habana, que se paga sobre la base de un per cápita norma, multiplicado por el número de miembros del núcleo familiar.
Entonces Luis no le dio importancia a este último importe, porque la tarifa del agua era realmente baja. Pero con el ordenamiento monetario se incrementó, y entonces fue a la oficina de Aguas de La Habana que le corresponde, en el reparto Guiteras, a hacer la reclamación y reportar la baja. Y quien lo atendió le informó que las facturas vienen hechas desde la oficina central, pero que se tramitaría, para que fuese subsanada.
Sin embargo, las facturas hasta hoy siguen llegando por cinco personas y no por cuatro, como sería la correcto; a pesar de que Luis ha continuado reclamando y allí siempre le prometen que van a solucionarlo.
«¿Cuál es el problema?, refiere. O las compañeras de la oficina de Guiteras no reportan nada, o en la oficina donde se emiten las facturas no les hacen caso…».