Acuse de recibo
Jorge Castellanos Milán (calle 12, No. 509, apto. 22, entre 21 y 23, Vedado, La Habana) cuenta que el pasado 14 de agosto, en la tienda en MLC de alimentos ubicada en el centro comercial Galerías de Paseo, se topó con el absurdo.
Vio en las vidrieras cajas de té de manzanilla de 25 bolsitas del producto. Y por problemas gastrointestinales que padece, junto a una vesícula repleta de cálculos en espera de una operación postergada sucesivamente por la pandemia de la COVID-19, y ante la escasez de medicamentos como gravinol, cimetidina o ranitidina, esas bolsitas de manzanilla eran la única opción para aliviar su malestar.
La sorpresa fue cuando le solicitó a la dependiente una caja de bolsitas de té de manzanilla, y esta le respondió que no podía despacharle una. Tenía que comprar el lote de ocho cajas al precio de 11,15 MLC.
«¿De dónde salió orientación tan absurda e incongruente en estos tiempos en que debemos tratar de que sea la mayor cantidad de personas las que se beneficien con la adquisición de un determinado producto?», pregunta. ¿Por qué se me obliga a comprar ocho cajas (200 bolsas de té), cuando con una lo tengo garantizado para un mes completo, o en última instancia si así lo entiendo compro dos cajas?
Jorge recordó que hacía dos meses adquirió en la tienda en MLC de Vento y Camagüey solo dos cajas de bolsitas de té de manzanilla. Y eran las que le hacían falta, las que estaban dentro de sus posibilidades económicas, o las que le daba la gana de comprar, pues nadie debe disponer de su dinero. Molesto, fue a ver a la gerente de la tienda. Y al explicarle su situación, ella le respondió que no entendía, que habría que verificar cómo había entrado esa mercancía.
«Yo en realidad no sé si entró por la puerta o por la ventana; si entró por lotes o por unidades físicas, dice. Pero cualquiera que haya sido la manera en que llegó, y teniendo en cuenta la política actual de nuestro Estado y Gobierno, es más que comprensible que una medida de ese tipo sea tan absurda como ilógica.
«No esperé ninguna explicación de la gerente, plantea. Al final, sea cual fuere su respuesta, era la gerente, y su salario no iba a ser afectado ya sea vendiéndose en lotes, en cajitas o hasta en bolsitas sueltas por unidades.
«Indudablemente para todo iban a tener una justificación. No sé si habrá sido el Gobierno, Comercio Interior, la Cadena de Tiendas Panamericanas o la Corporación Cimex el que orientó que se vendiera de esta manera.
«Y me pregunto si dentro de tal cúmulo de funcionarios y dirigentes no había siquiera uno que hiciera entender que tal medida lo único que podía era crear más malestar en nuestra población. Porque es que, incluso, si el objetivo final era obtener una mayor venta, es indudable que vendiéndola por unidades y, por ende, a menor precio iba a tener mayor y más rápida salida el producto.
«Me pregunto si es que acaso estaba reservándose para todos esos revendedores que las adquieren para sacarle mayor ganancia al producto. Por favor, cuidado. Ya habrá quiénes se encarguen de aclarar estas cosas; yo solamente quiero una respuesta. Y pregunto de nuevo: ¿Por qué me obligan a comprar un lote de ocho cajas cuando yo solo necesito una o dos? ¿Por qué es Galerías de Paseo la excepción, cuando en disímiles establecimientos y centros comerciales las he adquirido por cajas sueltas, según mis deseos, necesidades y posibilidades?
«Todo eso ocurrió el pasado domingo 14. Y el 18, transcurridos cuatro días del suceso, todavía se permanecía vendiendo de la misma manera pese a mi queja ante la gerencia del centro. Al final, en ambas ocasiones, tuve que marcharme sin adquirir ese producto que tanto persigo por mi estado de salud», concluye.