Acuse de recibo
Desde Maffo (Contramaestre, Santiago de Cuba), Mirla de los Ángeles Rosales Cabrera denunció aquí el 8 de marzo de 2021 que llevaba mucho tiempo sufriendo los desmanes sonoros del vecino centro nocturno El Tokío: música estridente hasta altas horas de la noche. Educadora en una escuela primaria, no podía dormir, y se levantaba cansada y estresada, lo que afectó su trabajo, además de sus problemas de salud: hipertensa y cardíaca. Llamaba a la policía y esta no acudía. Hablaba con el jefe de sector, y nada. «Me siento indefensa, confesaba, los encargados de hacer cumplir el orden son muy insensibles».
Nunca esta columna recibió respuesta al respecto.
El pasado 21 de junio revelé aquí una segunda carta de ella: Ya El Tokío estaba arrendado por una nueva forma de gestión, pero igual. Se quejó ante todas las instancias: delegada del Poder Popular, presidente del consejo popular, policía y Partido. La policía fue allí, detuvo al administrador y le aplicó multa de 1 000 pesos. Se resolvió temporalmente. Se cerró la unidad en la fase cruda de la pandemia. Y luego volvió la misma situación.
Refería que cuando se publicó su reclamo aquí, la visitó una comisión integrada por representantes de la policía y la Dirección municipal de Gastronomía, entre otros, «dando a entender que no conocían el problema, cuando yo lo llevé a todas las instancias», decía. Y portaban una carta de respuesta, que la inculpaba a ella de la situación.
En tres ocasiones viró la carta y por último no la mandaron más. La Directora de Educación (hoy Intendente municipal) fungió como mediadora en el asunto, por ser Mirla trabajadora del sector. El de la PNR le presentó una carta de las acciones realizadas. La comisión se retiró… Y cuando me escribió por segunda vez el problema se había recrudecido, con una discoteca con potente audio, animación, sirenas estridentes durante la madrugada, sin las condiciones adecuadas para ello. Impacto insoportable en el vecindario. Varios vecinos también se quejaron, sin respuesta alguna.
Recientemente, decía, volví a presentar ante las autoridades la denuncia y me han hecho caso omiso. La delegada del Poder Popular dijo que iba a tramitarla y no ha habido respuesta. El presidente del consejo popular dijo que eso ya estaba permitido y, no obstante, atendería la solicitud. Todo siguió igual.La Intendente dijo que eso ya estaba permitido y se marchó. Hubo reunión con el Primer Secretario del Partido del municipio, la Viceintendente y la instructora que atiende ese sector. Y nada.
«En la noche del pasado 27 de mayo el presidente del consejo popular se personó en la discoteca cuando estaba en su punto. Bajaron la música mientras estuvo. Y apenas se fue, comenzó de nuevo la agonía. Actualmente me encuentro de certificado médico, por todo lo que me ha acarreado ese antro, pues no puedo categorizarlo de otra forma», decía.
Al respecto, responde Rosa María Aguilar Carrazana, vice Intendente de Contramaestre, que en visita a Mirla, con el Director de Comercio y Gastronomía, el Comercial de esa Entidad y el Director de Cultura del municipio, se le explicó que El Tokío está arrendado para ofertar el servicio de cafetería con alimentos, no como centro nocturno ni discoteca. Y se decidió cerrar por esa situación y por las condiciones estructurales e higiénico sanitarias que presenta. Se le indicó al arrendatario que hasta que no se cumpla lo establecido no se reabrirá. Y cuando quede restablecida cumplirá su objeto social de cafetería, a lo que se le dará seguimiento.
Lo triste es que al final se haya tomado la decisión que faltó durante tanto tiempo, ante gestiones de Mirla con todas las instancias y autoridades municipales. Lo triste es que nunca se respondió su primera denuncia. Lo triste también es que ninguna de esas autoridades a las que ella acudió y no resolvieron el problema ahora no expliquen el por qué tuvo que publicarse por segunda vez aquí el reclamo para que pasara lo que pasó. Eso no es atender las quejas ciudadanas, como pide nuestro Presidente.