Acuse de recibo
«Parece ser que desesperada, y en medio de su problema, la sexagenaria Natalia María Alemán, quien reside en San Luis No. 45, entre Madrid y Princesa, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, no ha podido o sabido canalizar su solicitud de ayuda», afirmé aquí el pasado 6 de mayo, al comentar la carta de esa señora.
Natalia contaba que vivía sola y no recibía pensión ni ayuda alguna, y recientemente había fallecido su único hijo, residente en Estados Unidos. Además, tiene serios problemas de salud. Operada de un carcinoma de colon, hipertensa, diabética y con tratamiento siquiátrico hacía muchos años.
Como si fuera poco, señalaba que sus hermanas son personas de avanzada edad, con serios problemas de salud, y no pueden hacerse cargo de ella. «Por favor, decía, necesito encarecidamente que se analice e investigue mi solicitud y se me conceda una ayuda monetaria por concepto de asistencia social. Me siento desesperada».
Al respecto, responde Arisbel Concepción Ramírez, subdirector general de la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social en Diez de Octubre, que el propio día en que se publicó aquí la mencionada carta, la trabajadora social Vivian Hevia Guerrero visitó a Natalia, quien le alegó que ella desconocía tal carta, y no había escrito a ningún periódico.
Y antes de continuar reflejando otros pormenores de la respuesta de Arisbel, aclaro que la carta llegó a esta redacción con nombres y apellidos de esa señora, su dirección particular y el contenido que reprodujimos. Jamás se nos ocurriría inventar una misiva de un ciudadano. No sé cuál podría ser la razón de que Natalia negara su autoría. Lo cierto es que, según informa Arisbel, Natalia lo corroboró todo a la trabajadora social, incluido que su hijo desde Estados Unidos la mantenía económicamente cuando falleció. Y en el momento de esa visita ella permanecía sin entrada económica alguna.
Y a propósito se le informó que se le tramitaría una ayuda económica, ya que es una adulta mayor sola y vulnerable por las diferentes patologías y operaciones, que la han llevado a descompensarse emocionalmente.
Manifiesta Arisbel que hoy por hoy Natalia María es beneficiaria de la Asistencia Social con el expediente 47443, y está beneficiada con una prestación económica mensual.
Si ella había tramitado o no su necesidad de una ayuda, eso tampoco lo sabemos por su queja inicial. Y en caso de que la señora no haya hecho la gestión, tampoco justifica que la trabajadora social no detecte a tiempo esa vulnerabilidad en su campo de acción, y eleve su solicitud en tal sentido. Al final, la publicación de la carta fue la que obró.
Moraleja de la historia: el trabajo social, por la sensibilidad y la luz larga que requiere, no debe esperar por la queja o el reclamo, y debe adelantarse detectando la vulnerabilidad.
Desde San Gregorio 114, entre Porvenir y Villoldo, en Víbora Park, municipio capitalino de Arroyo Naranjo, a Rolando J. Rizo Oliva le ha preocupado siempre que Cuba, a diferencia de otros países con mayor desarrollo, y con tantas dificultades en el transporte de pasajeros, tiene escasa tradición de potenciar los ferrocarriles suburbanos.
Y pone de ejemplos las líneas del ferrocarril en La Habana que comunican con la periferia y provincias cercanas, que están subutilizadas, como la que enlaza a Café Colón, Los Pinos, Calabazar-Boyeros-Santiago de las Vegas. O la de Habana-Güines.
«Pienso que con una pequeña inversión en la revisión y el mantenimiento de estas vías, afirma, habilitando trenes con tres o cuatro coches que realicen tres o cuatro viajes al día por ellas, se facilitaría la movilidad a la población y se ahorrarían toneladas de combustible y otros recursos que hoy se invierten en otros medios rodantes, los cuales no dan abasto», concluye.