Acuse de recibo
El pasado 25 de junio, y desde el municipio habanero de Playa, María del Rosario Girón Marciel contó que hacía más de cinco meses el inmueble de cuatro viviendas donde reside, estaba afectado por una gran tupición en redes sanitarias, originada en uno de los apartamentos de la planta alta. Y en el patio de servicio de su apartamento, al fondo de la cocina y baño, se acumulaban aguas albañales y excretas.
Desde febrero pasado, decía, había presentado queja en el Gobierno municipal y en Higiene y Epidemiología de su área de Salud. Este último le orientó hacer la solicitud a la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana (ESBH). Ipso facto pidió el servicio de alta presión y escombreo de fosa. El número de reporte de su solicitud, tramitado a través de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV) con la ESBH, es el 210369 de 15 de marzo de 2021. Además, la DMV respondió que su queja se había incluido en el Plan de Rehabilitación Integral, y el trabajo lo haría la Empresa Constructora Bacuranao en abril de 2021.
«Como ve, decía, dos respuestas a mi queja y hasta hoy 21 de junio de 2021, ninguna acción concreta. Sigo viviendo literalmente en una letrina, con el constante estrés de que con las frecuentes lluvias se incremente el volumen de la piscina y esas aguas negras inunden mi cocina. Sé que las fuerzas están movilizadas mayormente para el enfrentamiento de la pandemia, pero los casos extremos deben solucionarse», expresaba.
Al respecto, responde José Raúl Orosa Almeida, director de la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana (ESBH), que en la revisión del registro de solicitudes de la oficina comercial correspondiente se determinó que ciertamente existía solicitud de servicio de escombreo y desobstrucción de líneas del mes de marzo.
El 1ro. de julio, precisa, se procedió a la ejecución del servicio de desobstrucción de líneas. Y el de escombreo se coordinó para realizarlo el 7 de julio, pues el lugar en el que está la fosa está cerrado con candado y el vecino de los bajos debe estar allí para garantizar el acceso o dejar a un responsable de ello. Y el día 7 se realizó el trabajo.
Plantea el directivo que se ofrecieron disculpas por las molestias causadas y explicaron que la demora en el servicio se debió a que en la UEB Oeste, la que presta servicios a Playa junto a Plaza, Marianao, La Lisa, Centro Habana y La Habana Vieja, el ciclo de ejecución de servicio hoy se encuentra a 32 días, «porque no se han logrado concretar en la práctica las estrategias trazadas, lo que ha traído como consecuencia la necesidad de sustituir al director de la UEB; y la asignación de combustible a nuestra entidad ha sido inestable durante los últimos meses; además, la situación de la pandemia conlleva a que se deban priorizar centros de aislamientos, hospitales y ahora centros de vacunación, lo que trae que el ciclo se dilate y la población se vea afectada».
Agradezco la respuesta y la solución del problema. Pero aun así, poniéndose en los zapatos de la reclamante, que debían esquivar las aguas pútridas y heces fecales durante más de cinco meses, es difícil que se pueda entender el alargamiento en el tiempo para un problema tan grave, teniendo en cuenta que la ESBH es la única entidad que presta ese servicio, y la vecina no tenía otro sitio para donde virarse.
En los argumentos de Orosa se entrelazan razones que pueden ser objetivas y apremiantes. Pero el manejar el elemento de la sustitución del director de la UEB que presta el servicio, hace pensar que hubo descuidos subjetivos y de falta de control allí, ante asuntos tan sensibles para la población. Pero no se precisaron en la explicación.
Sin embargo, a los pocos días de revelado en esta publicación el reclamo de María del Rosario, todo se resolvió. Hubo combustible para realizar ambas operaciones y se previó contactar con el vecino que tenía cerrada el área de la fosa. ¿Por qué no antes, en tanto tiempo, aunque se hubiera tenido que apelar a instancias superiores para un apoyo, ante tanto peligro? Esa pregunta se la debe estar haciendo aún María del Rosario, aunque ya se haya librado, felizmente, del efecto desmoralizador y denigrante de vivir entre aguas fecales y pestilentes.
Parafraseando el proverbio popular, habría que decir: Líbrame a tiempo, ESBH, de las aguas sucias…