Acuse de recibo
Esta sección, en su sensibilidad hacia las preocupaciones ciudadanas, no solo refleja los grandes problemas, si no los aparentemente pequeños, que pueden traer nuevas complicaciones. Con el catalejo, también el microscopio.
Y una muestra es la que envía desde la calle 28, No. 9216, entre Maceo y Los Pinos, Cojímar, La Habana, Renier Tiel Carrazana, quien anda muy
preocupado cada vez que cruza el Túnel de la Bahía con destino a su trabajo.
El motivo es una plancha de acero de un grosor de diez milímetros o más, situada en la vía del Túnel que desemboca en La Habana Vieja. Según él, está creando un problema tremendo cuando los vehículos pasan por encima de ella.
«Quizá sea apreciación mía, afirma, pero desde que esto comenzó la caída del agua en el centro del túnel ha aumentado. Yo paso en moto y me moja siempre. Solo alerto porque estoy seguro de que a la larga esa solución (la plancha) traerá muchos más problemas.
¿Se imaginan que tengan que cerrar el Túnel de la Bahía para siempre, o que tengamos que lamentar un accidente?», concluye.
Reina Sánchez Smith vive en el Edificio 14, No. 10510-A entre 105 y 107, en la llamada comunidad de Profesores de Güira de Melena, en la provincia de Artemisa. A otros podrá parecerle una minucia, pero las 68 familias que allí residen lamentan el hecho de que, en medio de tantas dificultades, y con una pandemia que implica aseo continuo, viles rateros les hayan robado la turbina que impulsa el agua.
«Se informó de la situación a todas las autoridades locales y provinciales sin recibir respuesta, afirma. La mayoría de los que vivimos aquí pasamos de los 50 años y estamos agotados de cargar agua.
«No queremos gratuidades, añade; simplemente que nos faciliten adquirir una turbina, para lo cual contamos con un fondo aportado por todos nosotros.
«Conocemos que la dirección del país está inmersa en la Tarea Ordenamiento, que es difícil, compleja y necesaria, y en los acuerdos del 8vo. Congreso del Partido, que traen nuevas expectativas de desarrollo para nuestro país. Pero nos parece que como educadores merecemos una respuesta», termina.
Daisy Pérez Sol (calle 122 A, No. 3515, entre 35 y 37, reparto Zamora, Marianao, La Habana) manifiesta en su carta que casi todos los consultorios del médico de la familia de esa localidad se están desplomando, porque su construcción fue extremadamente deficiente.
Ante tal situación, añade, las autoridades del municipio decidieron como única opción entregar esos consultorios más deteriorados a familias con necesidad de vivienda, para que estas los repararan.
«Como resultado de esa medida, expresa, hasta el momento hemos perdido dos consultorios en los alrededores de nuestras viviendas. El
consultorio donde nos ubicaron, distante por supuesto, y con muchos más pacientes, amenaza con desplomarse también.
«No debemos perder este maravilloso sistema básico de salud. Estamos seguros de que alguna otra alternativa efectiva debe y tiene que adoptarse sin dilación», señala la remitente.
Y concluyendo, este redactor alerta que hoy es muy alto el por ciento de las cartas que se reciben por correo electrónico. Pero muchos de sus remitentes hacen nimias quejas al paso y no una misiva con el desmontaje del problema, los antecedentes y consecuencias, y las gestiones hechas hasta el momento.
Lamentablemente, a pesar de que tanto insistimos al respecto, una parte de nuestros remitentes no estampa sus respectivas direcciones particulares. Y hay hasta algunos que ni siquiera ponen sus nombres y apellidos.
No podemos estar constantemente haciendo recordatorios que son de elemental obligatoriedad. Esperamos comprensión en tal sentido.