Acuse de recibo
Hay pertinaces como Regla Caridad Verdecia Carrillo, que con su irreductible persistencia vuelven por sus fueros y no se resisten al silencio y la conformidad. Vuelven una y otra vez para reafirmarnos que el seguimiento de los asuntos es el arma de largo alcance en este tipo de periodismo ciudadano.
El 6 de septiembre de 2020, y desde Alta Habana, municipio habanero de Boyeros, ella contó aquí una historia de chapucerías: como albergada de larga data, en septiembre de 2012 le asignaron un apartamento en un nuevo edificio construido en calle E, No.15056, entre 12 y Paseo, en ese reparto. Y ya en mayo de 2013 presentaba filtraciones.
El problema, decía, se le informó a la ECAL 3, que ejecutó el inmueble; a los gobiernos municipal y provincial, a Fiscalía en el municipio y la provincia, a la Asamblea Nacional del Poder Popular y al Consejo de Estado. «Cuando llueve —decía— el agua corre por lámparas y tomacorrientes, cae encima de los colchones… Esta severa filtración que está dentro de las paredes ha provocado el deterioro de los bloques; y, por ende, rajaduras en las paredes que van del techo al suelo».
Y alertaba del estado del apartamento, muy preocupada por la salud de sus hijos y por el peligro que representa vivir allí. Añadía que en mayo de 2020 la visitó el Presidente del Gobierno en Boyeros, quien constató lo expuesto. Pero nada se resolvió. Con una tormenta por esos días las mantas se levantaron más, y nadie fue a defectar el problema.
El 25 de noviembre de 2020, revelé una segunda carta de Regla Caridad, en la que contaba que al siguiente día de lo publicado, el 6 de septiembre, la visitó una comisión integrada por la Directora Municipal de la Vivienda y el funcionario que atiende Construcción en el Gobierno, entre otros. Corroboraron la situación, y le dijeron que en 48 horas le darían respuesta. Dejaron sus números de teléfono para mantenerse en contacto.
«La respuesta —afirmaba— todavía la estoy esperando. Y en cuanto al contacto, cuando lo intento no responden o lo hace la secretaria, porque están reunidos. A raíz de esas evasivas me di la tarea de contactar con otras entidades, y recibí respuesta de la Dirección Provincial de la Vivienda: me informaron que mi expediente se encuentra en un archivo pasivo, pendiente de mantas, que no se sabe cuándo entran al país».
Añadía que según le aseguró el funcionario que atiende Construcción en el Gobierno municipal, estaban comprando los materiales e incluso los estaban haciendo para el edificio, porque el arreglo debía ser en toda la cubierta, dado que había afectación en otros apartamentos.
«¿Para qué dan falsas esperanzas sobre algo tan serio que lleva siete años sin resolverse y ya atenta contra la vida de nosotros?, cuestionaba.
Exhorto a funcionarios a otros niveles que por favor vayan a mi vivienda y observen su estado crítico. Analicen si puede esperar siete años más. Lo que pueda describir aquí es poco o simplemente parecería una exageración. Si no lo tocan con sus manos no van a saber la envergadura de lo que aquí expreso. Y va a suceder lo peor. Lo vengo informando a todos los niveles. Luego de esto ya no hay solución, porque una disculpa o una nueva vivienda no tienen el valor de una vida perdida», concluía.
Y ahora llega una tercera carta suya: expone que a pesar de publicarse aquí su queja dos veces, y con casi ocho años que lleva planteando lo de la filtración y malas condiciones, «es penoso recalcar que ninguna entidad se hace cargo de darle la solución definitiva al problema».
Y pregunta:
«¿Dónde queda la sensibilidad para tratar problemas como este, donde por el deterioro del apartamento a causa de la humedad extrema peligra la vida de mis hijos menores de edad? ; se preguntaba finalmente.
¿Tendrá que escribir Regla Caridad una cuarta carta?