Acuse de recibo
Esmeydis Álvarez Coguay reside en el apartamento 25 del edificio 46, en la llamada Ciudad Nuclear de Cienfuegos, una localidad que, aunque distante de la Perla del Sur, forma parte de ese municipio. Y cuenta que allí pululan los coleros complicándoles la vida a las personas en torno a todo lo que se venda.
«Aquí no hay ley ni orden, afirma. Y el más relevante y controvertido es el punto de gas. Allí existe un grupo de diez individuos sin vínculo laboral, por demás altos consumidores de bebidas alcohólicas que se dedican a dormir en el punto de venta y tienen a su haber cada uno diez turnos en la cola. Turnos que comenzaron en diez CUP y ya andan por 50.
«Eso ha ocasionado serias discusiones, porque son los primeros siempre en la cola. Y con ellos la cola de los que le pagan. O sea, que si usted marca en el número diez, tendrá el 40 o 50 dependiendo de la cantidad de asociados que les proporcionarán cada uno sus 50 CUP.
«Esto es diario. Imagine en seis días a 50 CUP por persona: 500.00 x seis días son 3 000 CUP en una semana, salariazo para alguien que no suda la camisa. Eso es un aproximado. Y lo mejor de todo es que esto no es secreto, lo sabemos todos lo que habitamos este paraje. Por tanto, asumo que las autoridades del territorio lo conozcan.
«Es necesario poner coto a este fenómeno, porque si la dirección del país está llamando a neutralizar estos ejemplares, no será en este lejano paraje que dejemos de darle una batida por completo. Pero… claro, con las autoridades correspondientes al frente.
¿Cómo es posible que las autoridades pertinentes no reparen en lo que es una desvergüenza pública? El asunto no es ahora, acuciados por la revelación pública, súbitamente ocuparse de lo que allí antes se ignoraba. El problema es resolver definitivamente en todo el país un fenómeno pernicioso, que está minando impunemente la vida de los ciudadanos.
Este 20 de enero, y desde la ciudad de Guantánamo, José Antonio Osoria Arrue denunció aquí que el pasado 25 de diciembre un inmenso árbol seco se cayó a la entrada de su vivienda y al costado de otras dos, y agrietó una de las paredes, sobre la cual permanecía recostado.
Refería que no habían podido quitarlo, pues se necesitaba una grúa, y de la actuación de la Empresa Eléctrica, porque por ahí pasan algunos cables que constituyen un peligro. Por ello, José Antonio hizo gestiones en esa entidad, en la Dirección de Servicios Comunales y en el Consejo Popular. Y hasta el día en que me escribió no se había personado nadie para atender y solucionar tan riesgosa situación.
«Nos obstruye el paso hacia nuestra vivienda, porque vivimos en la parte interior. Y representa un peligro para los niños, porque puede caerse de donde está suspendido en cualquier momento. También el periódico Venceremos de esta provincia publicó la queja en la sección Desenfoque, de la periodista Marelis Iznaga. Pero nada ha ocurrido», terminaba.
Al respecto, responde Joaquín Díaz Cantillo, director de la Empresa Eléctrica Guantánamo, que ese caso estaba registrado y controlado en la oficina de Atención al Cliente de la UEB Centro Integral de Atención al Cliente de esa entidad, desde que fuera publicado en la sección Desenfoque en el periódico local, y se encontraba en proceso de revisión.
Precisa que oportunamente desde entonces fue tramitado con la Dirección de la UEB Guantánamo. Y en visita efectuada al lugar por el Jefe de Operaciones de esa UEB fue verificado que ciertamente en el lugar se encontraba un árbol frutal por encima de una parte de la cubierta del inmueble y a su vez en la acometida que brinda el servicio eléctrico.
«A pesar de reconocerse en el lugar que la acción de ejecutar el retiro o corte del arbusto pertenecía a la Dirección de Comunales, afirma, se ofreció tratamiento a la reclamación de forma integral, por ser una prioridad la atención a los reclamos de la población en la Empresa Eléctrica Guantánamo. Se procedió a la desconexión de las acometidas y la acción del retiro del arbusto. Posterior a esto se normalizó técnicamente el servicio, quedando solucionada la problemática presentada», concluye.