Acuse de recibo
El 15 de diciembre de 2020, y desde la Calzada de Puentes Grandes, en La Habana, Eduardo Antonio Valdés Ramos contaba que tiempos atrás se estuvieron ejecutando en su cuadra obras para la instalación del gas manufacturado (de la calle). Los trabajos concluyeron con la instalación de una acometida en el edificio donde él reside, pero después de eso no se ha hecho nada más para llevar el gas a los diferentes apartamentos del edificio.
«Siempre he escuchado que el servicio del gas de la calle es más económico para el Estado que el de las llamadas balitas. Por eso no entiendo que se haya hecho una inversión para la instalación de la acometida y después todo haya quedado en el olvido, y no llegue el gas a los apartamentos», concluía.
Al respecto, responde Argelia M. Reytor Suñer, directora general de la Empresa de Gas Manufacturado de La Habana, que «en la actualidad la producción de petróleo crudo y gas acompañante se encuentra en declive; y se realizan acciones de exploración de manera intensa para lograr recuperar estas producciones, lo cual llevará tiempo.
«Es esta la razón, por la cual la Empresa de Gas Manufacturado no cuenta con el volumen de producción de gas natural, materia prima fundamental para garantizar ese servicio a nuevos clientes, aun cuando se encuentren ubicados sobre la red.
«Para lograr sostener el servicio al nivel que hoy se brinda, se trabaja en el programa de reparación capital y mantenimiento de la infraestructura del gas manufacturado en la ciudad, que incluye la remodelación de las redes, el metraje de los actuales clientes y la estabilización de presiones; así como el mejoramiento en sentido general de las redes, las plantas y la automatización de los procesos. Por las razones antes expuestas, nos vemos imposibilitados de incrementar nuevos servicios», concluye.
Nivia Perdomo Rey (calle 8va. No. 322, reparto Camilo Cienfuegos, La Fe, Isla de la Juventud) cuenta que es madre cuidadora de su propio hijo, un niño de diez años con encefalopatía estática, epilepsia focal sintomática y retraso global del neurodesarrollo.
Como tal, el pequeño recibe la dieta 3020 de postrado. Y la preocupación de la mamá es que, ahora con el reordenamiento monetario, esa dieta no figura entre las que se han mantenido subsidiadas, pues su padecimiento no clasifica entre las enfermedades crónicas, algo que Nivia no entiende. Ha llamado a Comercio Interior y a Salud Pública y no le han dado una respuesta satisfactoria.
«Estos niños, afirma, dependen de nosotras sus madres para todo. La mayoría de ellos se alimentan de papillas, pues no mastican. No tienen control de esfínter. Ellos necesitan de culeros y hace alrededor de dos años que estos no entran a la farmacia. Cuando los dan, no cubren sus necesidades, pues al año entran dos o tres veces, por lo que hay que comprarlos a altos precios. Espero me comprendan y puedan darme una respuesta, ya que no soy la única mamá que está preocupada con esta situación», termina Nivia.
Alfredo Enamorado Artime (Lawton 1407, apto. 5, entre Milagros y Santa Catalina, Lawton, Diez de Octubre, La Habana) denuncia que la escuela Jesús Miguel Iglesias, de la localidad de Lajas, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, ya hace unos años que está rodeada de un fanguero bochornoso. Y cuando llueve el acceso a ella se convierte en un pantano.
El remitente, quien envía fotos sobre el lastimoso acceso a la escuela, narra que, sensibilizado con esa problemática que tanto afecta a los alumnos, fue a ver a la directora municipal de Educación de Arroyo Naranjo, quien le respondió que eso no estaba en sus manos. Y solo recibió las fotos que Alfredo llevaba en su móvil, para plantearlo cuando ella tuviera una reunión en el Gobierno.
Ahora están suspendidas las clases por la COVID-19, pero el problema data de años.
«Esta situación, expresa Alfredo, puede traer nefastas consecuencias para la salud de los pequeños, en medio de una lucha campal de nuestro Gobierno por la salud del pueblo, y mucho más por la protección de los menores. Sumemos a eso el rechazo a la escuela que puede provocar en los estudiantes una situación sanitaria tan deplorable. Por favor, actuemos a tiempo. Aún podemos revertir esta situación y evitar accidentes, enfermedades, disgustos e incomodidad», concluye.