Acuse de recibo
El 26 de abril de 2018, vecinos de calle 1ra., entre 292 y 296, en Santa Fe, municipio capitalino de Playa, denunciaban que desde hacía dos años el área entre el Parque de las Madres y la cafetería Vista Alegre era una discoteca pública, sin días ni horarios específicos para la música excesivamente alta.
Añadían que sus numerosas quejas y notificaciones a la Policía no encontraron la respuesta que exige el respeto al orden público.
«El consumo de alcohol en la calle, decían, acción penalizada y prohibida en muchos países a nivel internacional, se manifiesta de forma aparentemente deliberada en el nuestro. Se vuelve un problema, cuando afecta la vida pacífica y cotidiana de los ciudadanos. Nos preguntamos qué más debe pasar para visibilizar esos graves problemas: La música con volúmenes excesivos provenientes de carros, bicitaxis y bocinas, la gritería y la calle que amanece cada día llena de basura, son argumentos suficientes para cambiar el estado de las cosas».
Reconocían que en esa localidad los jóvenes no cuentan con espacios abiertos para su diversión, pero referían que ello no justifica excesos y perturbaciones de la tranquilidad.
Y uno de esos vecinos, Orlando Navarro, escribe dos años y siete meses después, para confirmar que, «aunque parezca increíble, seguimos con el mismo calvario. Me pregunto si pudiera ayudarnos de nuevo para retomar una campaña de denuncias sobre el tema y llegar a solución definitiva».
Plantea que solo la restricción impuesta en este año por la Covid-19 pudo detener el problema. Y al volver la apertura retornaron al mismo punto, sumando la agravante del peligro de contagio por la aglomeración de jóvenes, muchos sin nasobuco o usándolo de forma incorrecta.
Considera que la lista de violaciones del orden público sigue en aumento:
«Ingestión de bebidas alcohólicas en la vía pública de manera impune, contraviniendo regulaciones recientes al respecto. Escándalo público con música alta, de autos, bicitaxis o bocinas. Gritos de multitudes a altas horas de la noche, perturbando el sueño de los vecinos.
«Obstrucción de la vía y aceras, impidiendo la circulación de vehículos y personas. Violación de las medidas de aislamiento o distanciamiento social y uso incorrecto del nasobuco. Violación de la celebración de fiestas de cualquier tipo en la ciudad. Descuido de la higiene pública al arrojar botellas de cerveza y ron, cajas y cabos de cigarro. Generación de acciones violentas en las cuales se usan las botellas como armas blancas o proyectiles. En esas riñas han habido lesionados en varias ocasiones. Menores en las calles a altas horas de la noche.
«La lista puede seguir creciendo y eso es lo que más nos preocupa. Los jóvenes necesitan un lugar para divertirse, pero eso no les da derecho de convertir nuestra cuadra históricamente tranquila en un infierno.
«Igualmente, en la zona hay varias casas de alquiler, que pronto van a perder a sus clientes, incluso extranjeros, que se estarían llevando una pésima imagen de nuestra juventud… convirtiendo a esta zona tranquila de Playa en un lugar con problemas de seguridad y pésima reputación», concluye Orlando.
Al confirmar que lo denunciado antes pervive hoy, me digo: ¿Estaré reciclando problemas, en una espiral que me conduce al mismo sitio, por la permisividad de quienes por su responsabilidad deben erradicar de raíz esos excesos? Aún así, persistiré.