Acuse de recibo
Aunque el Ministerio de Comercio Interior, la corporación Cimex y la cadena de tiendas Caribe reconocen dificultades y tropiezos en el comercio virtual —un avance tan necesario en tiempos de aislamiento por el nuevo coronavirus—, y han proclamado su propósito de mejorar la gestión en tal sentido ante la avalancha de la demanda, lo cierto es que siguen irrumpiendo historias con problemas del manejo humano y sus errores, más allá de fallos en las tecnologías digitales.
Yuniesky A. Borjas, quien reside en el apartamento 403 del edificio 968, en la zona 4, del reparto habanero de Alamar, cuenta que, muy entusiasmado, el pasado 25 abril encargó una compra virtual con número de orden N4C0011780 en el centro comercial Cuatro Caminos, de la capital, que recién reabría con un nuevo inventario de productos disponibles.
«Después de tanto tiempo y batallar en la navegación del sitio, hasta pasar una hora para completar la compra, dice, al menos tenía la tranquilidad y garantía de que tras el pago se generara correctamente la orden de compra, por lo que no caería en los casos de devoluciones por culpa de no haberse generado la orden en sistema. Y despierto hoy (2 de mayo) con un mensaje de la pasarela de pagos Transfermovil que me notificaba la devolución total por el importe de esa compra.
«¿Cómo es posible que pase esto cuando la orden estaba correctamente generada, el mismo día en que acababan de reabrir con la totalidad del inventario disponible? Es inadmisible cuando la lógica del negocio establece un inventario digital contra uno físico: un inventario digital que es espejo y reflejo del físico que lo respalda; y que cuando se implementa un carro de compra en e-Commerce, los productos añadidos son reservados del inventario digital y no hay manera alguna de que se justifique ese faltante.
«No se resuelve nada con el parche de las devoluciones parciales, por muy temprano y a tiempo que se hagan. Cuando se reservan y compran artículos de un carro en la tienda, es porque estuvo disponible y fue debidamente reservado, pagado y rebajado del inventario para que más nadie lo pueda tocar.
«Eso es lo más crítico que deben chequear. En lo de los tiempos de entrega se puede entender cierto retraso, hasta un límite; pero tiene que haber garantía total de que lo comprado y pagado llegue íntegro a domicilio», manifiesta.
Muy fatales experiencias con el comercio virtual tiene también Jorge Martínez Mendoza, vecino de Paradero s/n, en Santa Rita, municipio granmense de Jiguaní.
Afirma el remitente que el 20 de abril hizo una compra virtual en la tienda Las Novedades, de Bayamo, mediante la correspondiente conexión. Y recibió el número de orden 1005. Dejó como beneficiaria a su prima Yoharis Suárez Martínez.
Al pasar seis días sin recibir llamada alguna, Yoharis fue el 27 de abril a Las Novedades a recoger la compra. Y la empleada que se encontraba entregando las facturas le dijo que no existía ninguna orden con el nombre de ella como beneficiaria.
Jorge llamó a la tienda y le confirmaron que la orden estaba, con Yohari como beneficiaria; que no se preocupara, el envío lo iban a hacer llegar al domicilio de Jorge. Pero, además, él podía recogerlo cualquier día antes de que lo enviaran en el carro, porque hubo un error de ellos, y tendrían que esperar ahora que el carro fuera otra vez a Jiguaní.
A los 25 minutos de aquella afirmación, la misma persona lo llamó y le dijo que no le iban a hacer llegar la mercancía, porque cuando él hizo la compra virtualmente, ya se había acabado el producto. Que reintegrarían el dinero a su tarjeta magnética.
«No entiendo, dice, no concibo que primero me digan una cosa y después otra. Me tienen que dar una respuesta convincente, porque confiaba en que tenía el producto garantizado. Y ahora no tengo nada», concluye.