Acuse de recibo
Los problemas habitacionales de la capital son serios, y se trabaja en un programa de gobierno para revertir la situación en el país en diez años. Pero hay edificios multifamiliares que ya presentan una situación muy grave, con peligro para la vida de sus vecinos, como el sito en Fábrica no. 18, entre Aspuro y Gancedo, en La Habana Vieja, en cuya planta baja radica un almacén de la Empresa Puerto Carenas.
El S.O.S. lo envía Maidelyn Evelyn Bravo Barrera, residente en el apartamento 24 de ese inmueble, donde viven angustiadas y temerosas 123 personas. La situación data de hace más de 15 años, pero comenzó a transitar por una fase crítica en julio de 2018, cuando colapsó el apartamento 21 del mismo.
Desde entonces, sucesivamente continúan desprendiéndose pedazos de los pisos de las viviendas, como los registrados el 8 y el 19 de febrero pasados. Y según la remitente, la situación tan delicada es de conocimiento de la Dirección de la Vivienda en La Habana Vieja, y de las asambleas municipal y provincial del Poder Popular.
«El delegado de nuestra circunscripción ha redactado todos los hechos, y tiene constancia de los escritos que ha presentado a los niveles correspondientes, pero lamentablemente los vecinos no vemos ninguna acción para nuestra salvación», afirma Maidelyn.
Y señala que a raíz de los sucesos de julio de 2018 la Dirección de Vivienda y el Gobierno en el municipio realizaron otro dictamen técnico. «Como era de esperar —expresa—, y conociendo la historia desde hace más de 15 años del estado del edificio, sin hacerle el más mínimo mantenimiento y arreglo por parte de la Dirección Municipal de la Vivienda, sabíamos que el resultado del nuevo dictamen técnico sería catastrófico: Y así fue: Estado crítico, peligro de derrumbe y demolición».
Los vecinos del edificio tomaron la iniciativa, hace más de ocho meses, de cerrar la cuadra con alambres de acera a acera y con los contenedores de basura, a fin de evitar que pasen los vehículos; sobre todo, los camiones de pasaje de la Terminal de Villanueva, que con su peso estremecían los cimientos del inmueble; pues se había solicitado a Tránsito que ello se hiciera oficialmente, y nada se hizo. Y los aleros de los balcones, más otros trozos se están cayendo hacia la acera.
«Como último acontecimiento de gravedad, a la vecina del apartamento 8 se le desprendió el piso del baño y la cocina, quedando solo las losas sueltas. Y desde entonces no puede pasar por esa área de su casa. Estamos encima de una bomba de tiempo».
A partir del dictamen hecho luego de julio de 2018 se planteó que para aguantar un poco el avance del derrumbe del inmueble, se apuntalaría por Secons. Y dicho apuntalamiento fue paralizado por la jefa de Recursos Humanos de la Empresa Puerto Carenas, asegura Maidelyn.
A solicitud de los vecinos, señala, se presentó de nuevo un arquitecto de la Dirección Municipal de la Vivienda, y como resultado de su inspección, les informó que ya el edificio no admitía un dictamen más, que la solución es demoler, pues ya es muy severa la humedad de los pisos desnivelados, y las grietas de paredes, muros y techos.
«Sentimentalmente, enfatiza, nos duele que a pesar del conocimiento que tienen las autoridades locales de lo crítico que está el edificio, no se nos haya buscado alguna solución...
«Pero, con toda humildad y conciencia, es inadmisible que, en los momentos actuales no aparezca un local, una edificación que pueda ser convertida oficialmente en fondo habitacional.
«Como le explicaba anteriormente, nuestro problema lo hemos elevado a otros niveles, y como siempre va a parar a manos de la Dirección Municipal de la Vivienda, la cual plantea que no tiene solución para nuestro caso, ya que no pueden facilitar un albergue, y mucho menos materiales ni recursos para darnos soluciones», concluye.