Acuse de recibo
Desde la finca La Astrea, en el municipio pinareño de San Juan y Martínez, Danay García Valdés manifiesta que cada día el abuso y la crueldad contra los animales está concitando mayor repulsa en una parte importante de la población cubana.
«Constantemente se ven coches tirados por caballos en un estado casi famélico bajo el ardiente sol, y tirando de un peso muy superior al que sus fuerzas les permiten, bajo el implacable látigo del dueño», manifiesta.
Y se refiere con indignación a las peleas de perros motivadas por gananciosos intereses de sus amos, con el resultado de animales literalmente destrozados, ante la indiferencia de autoridades que nada hacen para remediar tal situación.
Otro asunto que desencadena mucho rechazo es la manera en que se recogen y sacrifican los perros callejeros, en su opinión método cruel y totalmente ineficaz, que con frecuencia se realiza incluso delante de niños.
«¿No sería mejor dedicar esos recursos a la esterilización de las mascotas?, advierte. Estoy segura de que, además de más económico, es mucho más humano y eficaz».
Danay considera que, tras el referendo constitucional que se celebrará, posteriormente, como parte de la transformación de la legislación derivada de la Carta Magna, se necesita una norma jurídica para la protección animal.
«Mientras no se protejan a los animales, sentencia la lectora, no nos podemos considerar una sociedad verdaderamente humana y culta», concluye Danay.
El pasado 5 de enero, desde Lawton, en el municipio habanero de Diez de Octubre, Reynier Nazco contaba que desde noviembre de 2018 un grupo de vecinos estaba afectado por la caída de un poste eléctrico, el cual estaba sujeto apenas por el techo de su propia vivienda.
Y no había solución por parte de la Organización Básica Eléctrica (OBE) del municipio, a pesar de que desde un inicio contactaron con esa entidad. No se personaron de inmediato. Varios días después, Reynier fue a la OBE, y allí el jefe de Operaciones le planteó que no tenían postes para sustituir, pero si él conseguía uno, se lo ponían.
A mediados de diciembre, añadía, fueron los de la OBE, tomaron fotos, analizaron la situación y dijeron que no tenían cómo resolver, aún cuando fueron con un poste. Pero no lo pusieron y adujeron que no sabían dónde instalarlo. Se retiraron.
«Donde yo resido, decía Reynier, hay problemas con el terreno, y en la cuadra apenas tenemos parterre para excavar y poner un poste; pero si se quita el que está partido, se puede poner el otro. Hay que destrabar ese tipo de barreras, que son sencillas, pero otros las vuelven complejas», concluía.
Al respecto, responde Sandy Medina Muñoz, directora de la UEB Centro Integral de Atención al Cliente (CIAC) de la Empresa Eléctrica de La Habana, que el poste mencionado por Reynier no sostenía líneas eléctricas secundarias, si no las acometidas de los consumidores: Un poste alfarda. Y en los procedimientos del mantenimiento correctivo a los servicios eléctricos se define la alfarda como una viga de madera, pieza metálica o poste pequeño que se fija en un lugar adecuado de una vivienda y cerca de esta, para elevar la fijación de la acometida a la misma.
En el Manual de Redes de Distribución, añade, se dice que la acometida va desde el poste secundario hasta el punto de entrega al consumidor, pero en los procedimientos se expresa: «Son los conductores que van desde la línea secundaria hasta la fijación en la parte exterior de la vivienda, o en la alfarda o poste pequeño colocado para sujetar la acometida». Y la alfarda es responsabilidad del cliente, afirma.
No obstante, informa que se visitó el sitio y se comprobó que la alfarda estaba en malas condiciones. Se solicitó una vía libre para retirar la misma y ejecutar el cambio. Cuando los linieros se personaron, los vecinos no se ponían de acuerdo. Y cuando lo hicieran, el jefe de brigada dijo que contactaran con el director para el cambio. El cambio se realizó el 7 de enero y el poste alfarda nuevo se ubicó donde estaba el anterior.
«El caso cierra con razón en parte, y le pedimos disculpas por las molestias ocasionadas», concluye.