Acuse de recibo
Yusimí Rodríguez León (San Pedro 164, entre Martí y Julio Jover, Santa Clara) alerta que hace más de diez años no hay agua en su barrio, en el centro de la ciudad; mientras en otros aledaños corre como río desbocado.
Cuando toca el ciclo de suministro en su barrio, cada cuatro días, solo pocas viviendas pueden acceder, debido a que los «aventajados» tienen unos artilugios llamados «donquis» americanos que halan en vacío el agua. Tales equipos se compran en el mercado privado a 5 000 y 6 000 pesos; «pero no todos tenemos una economía tan favorable que nos permita el lujo de comprarlos», enfatiza Yusimí.
Quienes no tienen «donquis» se servían de una llave pública para llenar a cubo limpio sus respectivos tanques. Pero hace más de seis meses que tampoco llega el agua hasta allí.
Asegura que el asunto se conoce a todos los niveles en la ciudad, e incluso sale en todas las reuniones de rendición de cuenta del delegado, quien a su vez es vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular. Y no han tenido respuestas, «solo palabras que se lleva el viento».
Según el Director de Acueducto Municipal, una posible solución sería acceder a un tubo de 24 pulgadas frente a la Inpud, que debe de tener una válvula cerrada desde que se conectó la circunvalación, pero no pueden ejecutar esa obra por no contar con una retroexcavadora más grande.
«Estamos conscientes de que el país está atravesando momentos difíciles en su economía, y cada día arrecia más el bloqueo, pero estamos hablando de la salud física y mental de un barrio entero. El agua es un derecho de toda persona, porque es vital para la vida. ¿Y la nuestra donde está?», concluye Yusimí.
Sin acometividad para la acometida
Roberto Téllez Almanza (Bembeta 114, entre Martí y Narciso López, Ciego de Ávila) refiere que el próximo 30 de enero cumplirá seis meses sin agua, por la rotura de una manguera de media pulgada, que es la acometida de su vivienda.
Lo reportó el 30 de julio del pasado año con el número 2984 ante la UEB de Acueducto de Ciego, y aún sigue esperando.
«Desde entonces, expresa, han sido múltiples llamadas, visitas y entrevistas con funcionarios de esa entidad, de Atención a la Población del municipio y la provincia. Pero nada. Es terreno de nadie y la solución no aparece. Espero que alguien deba responder por esto, porque ni siquiera hay que picar la calle».
Roberto volvió por Acueducto un sábado, y le dijeron que ese día ya la brigada había salido para la calle, pero que el siguiente lunes la enviarían a revisar la acometida. Sin embargo, no fue. Ni ha ido por allí hasta la fecha.
«No tienes a quién ver, afirma, no tienes a quién dirigirte, no hay solución posible, y se crea malestar, indignación, descontento, por una cuestión sencilla, fácilmente solucionable.
«Espero y exijo una respuesta. Que quede claro el porqué se me dijo un sábado que el lunes se enviaría la brigada a revisar la acometida de agua, y no se ha hecho».
Fosa desbordada,¿Hasta Cuándo?
Desde septiembre de 2018 están sufriendo los efectos de una fosa desbordada los residentes del edificio 23803, en calle 27B, entre 238 y 240, en San Agustín, municipio capitalino de La Lisa.
Cuenta una de ellos, Marianela Bamio, que, preocupados por el peligro de una situación epidemiológica, en varias ocasiones los vecinos se han presentado en las oficinas de la Dirección Municipal de Vivienda, y no han tenido respuesta. Se planteó en la asamblea de rendición de cuenta del delegado, y nada.
Más bien, todo está peor, pues la fosa, con sus aguas sucias, ya llega al frente del edificio e impide el paso de las personas. Y están muy preocupados ante el peligro de una situación epidemiológica, pues cierta vez tuvieron la cisterna contaminada con esas mismas aguas, las estaban consumiendo sin saberlo. ¿Hasta cuándo tendrán que esperar?