Acuse de recibo
EL pasado 26 de octubre, y desde Cienfuegos, Héctor Martínez Castillo relató aquí que ha dirigido quejas al Instituto de Planificación Física (IPF) por medio de su sitio web, con denuncias sobre incumplimiento de regulaciones por parte de la Dirección de esa entidad en la provincia. Y, porque quedó inconforme con la respuesta de esta última.
Precisaba Héctor que no había tenido respuesta del IPF. Y cuestionaba el hecho de que las quejas se reenvíen a los gobiernos provinciales porque las direcciones provinciales de Planificación Física están subordinadas admninistrativamente a estos.
Y responde Samuel Rodríguez Planas, presidente del IPF, que «revisada la queja enviada mantuvimos fluida comunicación (vía correo) con Martínez Castillo para su tramitación; y según su caso lo que procede es establecer por su parte un proceso de reclamación ante la Dirección Provincial de Planificación Física de Cienfuegos, donde solicite la cancelación o modificación, de acuerdo con su pretensión, de la licencia de construcción emitida a Alfredo Abel Barceló, en virtud de lo establecido en Resolución 54/2014 del Presidente del IPF».
Añade el directivo que, una vez sustanciado el proceso, la Dirección Provincial de Planificación Física se pronuncia sobre el asunto; y el inconforme con la decisión tiene el derecho a establecer recurso de apelación ante el Presidente del Instituto de Planificación Física.
Y entonces, contra la decisión del IPF, la parte que no esté de acuerdo puede establecer demanda administrativa ante el Tribunal Provincial de Cienfuegos. Y posteriormente, ante la sentencia de este último, puede apelar al Recurso de Casación ante el Tribunal Supremo Popular. Tal respuesta, agrega, se le envió a Héctor Martínez Castillo.
El pasado 1ro. de septiembre, Yatsel Rivero Rodríguez, poblador de la localidad de Mataguá, en el municipio villaclareño de Manicaragua, señalaba las constantes afectaciones con el agua en ese asentamiento, que tiene una red hidráulica precaria.
Y refería que en lo que va de 2018, ha llegado el agua solo en tres ocasiones, por un período de dos a tres días, casi sin ninguna presión. Por ello, enfatizaba, la opción que les quedaba era comprar el servicio de pipas a 100 o 120 pesos, porque las planificadas estatalmente no las ven con frecuencia.
Al respecto, respondió el pasado 10 de diciembre Julio César Amores Hernández, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villa Clara, que «Mataguá es una población muy afectada con el servicio de agua, pues está condicionada a la conductora Hanabanilla —que tiene más de 50 años de explotación—, a una planta potabilizadora y a una estación de bombeo de similar antigüedad, que cuentan con alto nivel de deterioro tecnológico.
«Para mantener en servicio dicha conductora, afirma, se requiere de mucho esfuerzo y protagonismo de los trabajadores del sistema, que están haciendo todo lo posible por mantener con vitalidad dicha conductora, hasta que se apruebe la inversión que estamos solicitando para asegurar estabilidad en el servicio».
Ojalá que se apruebe la inversión, pero mientras tanto, es poco todo lo que se haga para mantener el servicio de pipas con cierta regularidad; algo que no se esclarece en la respuesta. Si no se logra, ahí estarán los oportunos mercaderes del agua, aprovechando la crisis.
Osvaldo García Díaz (Edificio 313, apto. 34, Reparto Pueblo Griffo, Cienfuegos) es cochero, y cuando me escribió, tenía su coche en depósito por una multa «fantasma» que le apareció en la localidad camagüeyana de Vertientes, sitio, e incluso provincia, donde él nunca ha estado.
«Yo sé que para aplicar una multa, dice, la persona tiene que firmarla. Les pido que alguien me diga a quién dirigirme. Es necesario que se investigue porque aquí hay algo raro», manifiesta.
Mientras tanto, el coche de Osvaldo, sustento de su familia, seguía en el depósito echándose a perder…