Acuse de recibo
Desalentados, los hermanos Silfredo Prado Naranjo y Alain Bofil Naranjo aguardan por una explicación más allá de la negativa rasante, allá en Colón 280, altos, entre Martorel y Norberta de Armas, en la localidad matancera de Colón.
Ellos se ilusionaron cuando, en abril de 2016, la Presidenta del Gobierno y el Director de Cultura en ese municipio ofrecieron arrendar locales estatales destruidos, total o parcialmente, a trabajadores por cuenta propia para que los repararan y pusieran en marcha en sus actividades.
Los hermanos pusieron sus ojos en el tradicional cine Venus, para rescatarlo del abandono y la destrucción; y desarrollar allí un amplio proyecto cultural audiovisual, con módulos de proyección fílmica, espacios recreativos para niños y adolescentes y noches de boleros para adultos, entre otras opciones.
Fundamentaron el proyecto y las obras constructivas a la Dirección Provincial de Cine, con los antecedentes de una experiencia similar en el cine Bahía de la ciudad de Matanzas. Y el sueño de los hermanos se aprobó. Firmaron el contrato con la Dirección de Cine Provincial, y posteriormente comenzaron las obras de reparación y remodelación del inmueble, que implicaban elevados gastos y sacrificios.
Pero en mayo de 2017, a raíz del cierre del proyecto del cine Bahía en la capital provincial, producto de irregularidades y violaciones detectadas, a consecuencia de descontroles, se determinó paralizar momentáneamente el resto de emprendimientos similares, entre ellos las obras del cine Venus, hasta que se clarificaran los procederes de estos. En el documento pertinente, firmado por la máxima dirección del gobierno provincial, se informaba que, luego de las investigaciones correspondientes de una comisión creada, se procedería a la firma de nuevos contratos para la continuidad de los proyectos.
Los hermanos lo comprendieron y enviaron todos los documentos y facturas relacionados con su trabajo.
Así, esperaban y esperaban… Y no pasó por allí comisión alguna. Jamás se le notificó por qué, y mes tras mes intentaron una respuesta, una información pormenorizada, mediante cartas y más cartas que enviaron a las autoridades provinciales. Llamadas y más llamadas, visitas…
Mientras tanto, los recursos se fueron deteriorando. La pintura, los falsos techos y el tapizado de paredes se fueron humedeciendo. Y la única respuesta, la única frase conseguida: Tienen que esperar. Así, hasta hoy, sin ninguna decisión ni información alguna a los gestores de los proyectos paralizados.
«Hasta ahora se ha juzgado este proyecto, expresan, por errores ajenos cometidos bajo una nula administración. Estamos pagando por ello los proyectos restantes, sin permitirnos el beneficio de la duda, y prejuzgándonos de hecho de igual manera en lo personal, lo moral y lo profesional.
«Pedimos a las entidades superiores que puedan leer este humilde relato, se solidaricen con una respuesta, o al menos pidan a las entidades correspondientes dar contesta en plazo breve a nuestra situación, que ya se ha convertido en un hecho social en nuestro municipio, por la presión constante de la población hacia nosotros de lograr la apertura de este proyecto para disfrute y desarrollo de la localidad», señalan.
Refieren que cuentan, como prueba de sus nobles propósitos, más de mil fotos, documentos oficiales, vales de compra y recursos dados por la Empresa Provincial de Cine, «lo cual hace real, válido y firme a este proyecto», aseguran.
Y enfatizan: «No entendemos la falta de preocupación, los prejuicios existentes, el miedo a afrontar una decisión que sea justa. No entendemos cómo estos proyectos son puramente funcionales, con respaldo y apoyo de autoridades en otras provincias del país, y en la nuestra no».
Concluyen preguntando: «¿Qué pasará con nuestro proyecto y con el capital que hemos invertido y viene devaluándose por el paso del tiempo?».