Acuse de recibo
Con todos los esfuerzos que hace Cuba por atender a los damnificados de huracanes, y cuando ya muchos afectados por el ciclón Matthew (octubre de 2016) tienen su vivienda recuperada, allá en la ciudad de Santiago de Cuba, María del Carmen Mendoza Blanco, afectada por el Sandy (octubre de 2012), sigue esperando por que se le atienda.
Cuenta que, a consecuencia de Sandy, su casa, sita en calle 4, No. 214 entre 14 y 15, reparto Luis Dagnes, de esa ciudad, fue declarada entonces derrumbe total, y así se clasificó en el expediente radicado ante la Dirección de la Vivienda y el Gobierno en ese municipio.
«La vivienda se encuentra casi inhabitable, dice, presenta una loma de tierra en la parte trasera con serios peligros de derrumbe. Son constantes los deslizamientos de tierra allí. Independientemente de otra vivienda que se encuentra en la parte superior trasera de la nuestra, la situación del techo es deplorable, así como de las paredes, piso, cuartos y cocina. El baño no tiene condición alguna, por lo que en ocasiones es inutilizable. La red sanitaria está en muy mal estado».
Precisa la remitente que está insatisfecha con las respuestas brindadas, a partir de los trámites hechos con el Gobierno y la Dirección de Vivienda en el municipio. Y lo peor es que el expediente susodicho no aparece en ningún lugar.
«¿Cómo es posible que ante tantas instancias, pregunta, dígase Gobierno, Partido y Vivienda, del municipio incluyendo el Consejo Popular y todo aquel que está involucrado con los temas de la vivienda en Santiago de Cuba, se pierda nuestro expediente, el cual está a nombre de mi padre, Reynaldo Mendoza de la Hoz?
«¿Es que acaso nadie tiene control sobre lo que se escribe legal y formalmente? ¿A quién más tengo que dirigirme para tratar de resolver el problema de mi familia, o definitivamente correr el riesgo de que la casa se nos venga encima y nos mate a todos?», concluye María del Carmen.
Brenda Estrada Enríquez (Guarina 14139, entre 1ra. y Vía Blanca, Martín Pérez, San Miguel del Padrón, La Habana) cuenta que desde los años 90 su madre y ella eran caso social por el pésimo estado constructivo de la vivienda, con peligro de derrumbe total.
Refiere que, en 2012, por la situación extrema de salud de su madre, les aprobaron la entrega de una vivienda como caso excepcional de gravedad. En 2011 les habían otorgado el estatus de autoalbergada, pues la casa fue declarada inhabitable irreparable. Pero nunca llegó la solución.
Su mamá falleció en septiembre de 2016 sin ver resuelto el problema. Y en octubre de ese año Brenda reavivó los trámites. Fue cuando se enteró de que «desde 2012 se nos otorgó el autorizo de vivienda con excepcionalidad mediante el Acuerdo 23 de 7 de mayo de 2012 del Consejo de la Administración Municipal.
«Mi madre falleció sin saber siquiera esta información luego de cuatro años, y por negligencia de los funcionarios de esas instituciones. Es un autorizo irrevocable por lo cual me corresponde la vivienda, como si mi madre viviera. Y aún más en su memoria, porque nunca la tomaron en serio, así como que yo soy sola en la vida y no tengo la economía ni ayuda para reparar la casa. Sigo siendo un caso social», enfatiza Brenda.
Afirma la remitente que ha recurrido al Gobierno Municipal, a Albergues, Planificación Física provincial y hasta el Ministerio de la Construcción, entre otras entidades. Y en el municipio le han manifestado que su caso fue elevado a la Comisión Provincial de Otorgamiento hace dos años.
«Actualmente vivo agregada cada día donde pueda, pues en mi casa hay peligro de derrumbe. No sé a dónde más acudir. Solo pido que se haga justicia y se cumpla la ley de algo que ellos mismos acordaron y ahora no cumplen», concluye.