Acuse de recibo
Gracias a que hay muchos cubanos sensibles y solidarios como Paulina Hernández Águila (856, entre Gloria y Misión, Habana Vieja, La Habana) es que lanzo el S.O.S. por Delly Gray Heming, una anciana de 85 años que mal vive sola en Cuba 507, entre Muralla y Teniente Rey, en ese municipio.
Cuenta Paulina que el edificio donde reside Delly colapsó hace más de 40 años. Y a la señora se le hizo expediente de albergue desde el año 1973. Se le ubicó en el número 56 para ser atendida por ese concepto.
Delly trabajó toda su vida, y solo faltaba a sus labores cuando iba a Vivienda o a la Unidad de Albergues a buscar respuesta. Pero nunca logró ubicación en sitio alguno. Solo hace más de cinco años se le dijo que iba a ser trasladada a un local que fue acondicionado como albergue en la calle Arsenal, frente a la Estación Central de Ferrocarriles.
Después le dijeron que sus pertenencias no cabían allí. Debía esperar. Allí sigue aguardando, en un lugar que Paulina califica de «inhumano». Hacinada en un cuartico con todas sus cosas amontonadas, sin baño ni cocina.
Paulina fue a ver a la delegada del Poder Popular, quien le contó de gestiones infructuosas ante la Directora de Albergues, y ante el Presidente del Consejo Popular. Y a cada rato hay derrumbes parciales en aquel reducto.
Refiere que cuando llueve se llena el cuarto de palanganas, cubos y cuanto pueda evitar que el agua acabe con todo, aunque ella sí no puede escapar de un baño de lluvia allí en su cuartito.
«Hay que estar muy enajenado para ver aquel cuadro sin siquiera inmutarse, enfatiza. Es triste ver a aquella anciana que vive y espera pacientemente porque confía en que alguien vendrá algún día a decirle que ya llegó su número 56 del año 1973.
«Es increíble, a mí me sucedió como a Martí cuando vio el caso de Lino Figueredo, que dijo que ese médico tenía la viruela en el alma. ¿Qué tendrán en su alma todos los que de algún modo hayan tenido que ver con este caso?
«No creo que haya que esperar que los oportunistas se adelanten a tomar este caso como bandera para denigrarnos, aprovechando como siempre las grietas que nuestras ineficiencias van dejando al descubierto, para socavar nuestro sistema social. Yo confío mucho en los principios que sustenta nuestro sistema con respecto a los derechos y garantías de los ciudadanos, muy bien establecidos en nuestra Constitución. Por eso me alzo ante quienes quieren distorsionar esta imagen. No paro hasta demostrar que en Cuba tenemos la posibilidad de hacer valer y exigir nuestros derechos».
Paulina solicita atención a este caso y cumplir con lo que siempre predicó y cumplió Fidel: «Tratar a los demás como a seres humanos».
Hay casos de vida o muerte, que no admiten espera ni justificaciones, como lo que denuncia Melvis López Rodríguez, en calle E, número 516, apto. 1, entre 21 y 23, Vedado, La Habana.
Cuenta ella que su esposo padece la enfermedad de Parkinson en estado terminal, y por ello tiene asignado un balón de oxígeno permanente. Desde el miércoles de la pasada semana Melvis solicitó en la farmacia que le corresponde, 19 y 6, municipio de Plaza, el cambio de balón. Desde entonces, llama diariamente y habla con la empleada Yanaika (muy atenta, por cierto), quien le dice que todos los días lo reporta, pues le habían dicho que tenían problemas con el transporte.
Yanaika le asegura que llegará, pues estaban trabajando hasta las dos y tres de la madrugada. Pero hasta ahora no le ha llegado. Fue a su bodega a sacar los mandados, y la bodeguera le dijo que el sábado pasado, el camión que transporta los balones de oxígeno fue, justo en los altos de la bodega, para distribuir uno de ellos.
«¿Dónde está el mío?, increpa con razón Melvis. He llamado a la planta y no me cogen el teléfono. Inclusive he llamado al director y tampoco me cogen el teléfono. Mi esposo no puede seguir esperando por las negligencias, pues de ese oxígeno depende su vida».