Acuse de recibo
El incremento salarial a los trabajadores de la salud, una medida ya vigente y que generó diversas muestras de alegría, también ha suscitado interrogantes sobre el modo en que sería aplicado a lo interno de ese sector, tan diverso en especialidades y situaciones laborales.
Por esa ruta anda la misiva de Yuriam de Armas Mesa (ave. 66, No. 4106 A, e/ 41 y 43, Cienfuegos), quien se pregunta «por qué los profesionales graduados por el Ministerio de Educación Superior (MES) en Ciencias Farmacéuticas (esta carrera solo se puede estudiar en la Universidad) que laboramos en los servicios de Farmacias y Ópticas, no estamos incluidos dentro de los profesionales beneficiados por el aumento salarial» en Salud Pública.
Y sustenta su duda Yuriam al considerar que realizan «la misma labor de los tecnólogos y profesionales graduados por el sector de la salud.
El lector tiene entendido que mediante la planificación del propio Minsap, de conjunto con el MES y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se otorgan las plazas para el estudio de la carrera de Ciencias Farmacéuticas, según las necesidades reales de este tipo de profesionales en instituciones entre las que se encuentran las asociadas al sector de la salud. Por esa razón no entiende por qué una vez que los egresados de la carrera se encuentran trabajando en este sector, no son incluidos en los incrementos salariales antes referidos.
Sería oportuno que las autoridades correspondientes aclararan las dudas a este cienfueguero y a los que se encuentren en similar situación.
Desde el mes de diciembre de 2013, según narra Margarita Hendrickson Lorenzo (calle 76 edif. 314, apto. 19, e/3ra y 5ta., Boca, Mariel, Artemisa), a un grupo de vecinos de su poblado le fue asignado el servicio de teléfono fijo. Según les plantearon entonces en reunión del CDR, «una vez entregados los datos de los beneficiados, nos informarían el día en que debíamos ir a las oficinas de Etecsa para confeccionar el contrato y posteriormente nos colocarían los teléfonos y activarían el servicio; todo eso antes de concluir el mes».
Sin embargo, pasó el tiempo y de lo informado, nada. A principios de febrero de 2014, cuenta la remitente, una de las vecinas beneficiadas se presentó en el Consejo Popular Boca para indagar por la demora. Le respondieron que «aún no tenían los aparatos y que había faltantes de cajitas. Posteriormente, en este mismo mes fue otro de los compañeros y le dijeron que hasta que no terminaran de repartir los teléfonos de Artemisa, Guanajay y los faltantes de Quiebrahacha, no se colocarían los de Boca (que no llegan a 20…).
Esperaron pacientemente y a finales de marzo —apunta la lectora— el hijo de una de las seleccionadas acudió a las oficinas de la empresa (no especifica si a nivel municipal o provincial) y le explicaron que no se habían situado los teléfonos del barrio «porque el Gobierno del municipio tenía una deuda muy grande con Etecsa y hasta que esta no fuera saldada no se podría cumplir con los vecinos de dicho poblado».
Al momento de escribirnos, quienes aguardaban por el servicio en Boca aún se encontraban perdidos en la nebulosa de la desinformación y con la sospecha de que el asunto podía seguir extendiéndose.
¿Qué pasa que no se le da a esta llamada en espera la respuesta y atención que merece?