Acuse de recibo
Rosalía Arias Dávila escribe desde calle Vapor No. 70, entre Hornos y Hospital, en Centro Habana, para denunciar lo que considera injustificables deficiencias en el servicio de giros internacionales por medio de Correos de Cuba.
Refiere la remitente que el sábado 4 de enero pasado se encontraba, en la unidad de correos de la Zona Postal Habana 14, un grupo de personas de la tercera edad que procuraba cobrar giros internacionales enviados desde España. Pero les informaron que no había dinero, que volvieran el lunes 6.
Ese día se presentaron en dicho correo a las 7:00 a.m. Y cuando abrieron a las 8:00 a.m., les volvieron a informar que no había dinero y tenían que ir a buscarlo a la sucursal del Banco Financiero Internacional donde, según los empleados de Correos, los ancianos no tenían preferencia en la atención.
Rosalía recibe asiduamente esos giros desde España y asegura que, con frecuencia, en el 2013, se topaba con que en el correo no había dinero para pagarle. En diciembre de ese año le aseguraron allí que eso no sucedería más: siempre habría dinero, y cuando se agotara con rapidez, lo obtendrían con urgencia.
Al final, ese lunes 6 de enero, a las 12:30 p.m., les plantearon que ya había llegado el dinero. Pero realmente se comenzó a pagar a las 2:00 p.m.
«Consideramos que, en materia de giros, se ha originado con nosotros un maltrato. Estuvimos allí el sábado y el lunes, sentados en el muro y la escalera y sin probar alimentos, más de 30 personas.
«No olvidemos que en este caso somos personas de la tercera edad, que nos trasladamos desde distintos municipios, pagando taxis para llegar y recibir al final un trato inadecuado. Ojalá esta inquietud ayude a que hechos como este no se repitan, pues solamente tienen un nombre: negligencia».
Rosalía espera una respuesta contundente, no excusas ni justificaciones.
El pasado 7 de enero, Víctor Manuel Renté Gutiérrez acudió a la Unidad Principal de Correos de San José de las Lajas, en la provincia de Mayabeque, para solicitar el servicio de telegramas. Y la empleada del ventanillo le informó que no podía recibir su mensaje porque las computadoras no tenían conexión.
Víctor Manuel se comunicó telefónicamente con el Departamento de Inspección y Auditoría de Correos de Cuba en la provincia, y quienes lo atendieron le ratificaron la respuesta anterior.
El remitente, quien le dedicó 14 años de su vida a Correos de Cuba, y siete de ellos a la administración de esa unidad precisamente, recuerda que, de ocurrir interrupciones en aquellos obsoletos equipos TGX que se usaban en su época, se le informaba al cliente imponente que su telegrama o giro tendría demoras de recepción. Si ese cliente estaba de acuerdo en emplear el servicio bajo esa eventualidad, se le aceptaba su imposición y se le estampaba el cuño «advertido al imponente» al modelo y al comprobante del usuario.
Con ello —explica— se evitaba que el cliente tuviera que volver a la unidad a solicitar el servicio.
Revela Víctor Manuel que, en ocasiones, cuando la interrupción se producía el día entero, la Dirección Nacional de Correos los autorizaba a usar como puente a otra provincia que les recibiera el servicio, y después lo retransmitiera.
Y cuando era imposible tal autorización, se les indicaba trasladar el servicio vía TGX, o personalmente mediante el administrador, a la unidad de Correos del Cotorro o a la Zona 6 de Plaza de la Revolución, en la capital.
¿Con cuál de los dos sistemas se sirve mejor al pueblo, el de antes o el de ahora?, pregunta Víctor Manuel, y agrega otro dato interesante:
Antes, la unidad atendía al público ininterrumpidamente, de lunes a sábado de 8:00 a.m a 10:00 p.m., y los domingos de 8:00 a.m. a 6:00 p.m, para servicios telegráficos. Y ahora solo se labora de lunes a sábado hasta las 6:00 p.m., y los domingos no se labora. ¿Por qué?