Acuse de recibo
Rafael Pupo Rojas (Edificio 35, apto. 4, Bazán, Sagua de Tánamo, Holguín) nos alerta en su carta que son de estricto cumplimiento en todo el territorio nacional las medidas aprobadas por el país para la actualización del modelo económico cubano.
Según Rafael, quien es jefe del Departamento de Contabilidad de la Dirección Municipal de Salud en el territorio, en Sagua de Tánamo se ha paralizado el cumplimiento de la Resolución No. 101/11 del Banco Central de Cuba, de fecha 18 de noviembre del 2011. Dicha resolución establece las Normas Bancarias para los Cobros y Pagos, y en su Capítulo V, las normas para los pagos de las personas jurídicas cubanas a personas naturales.
Esta Resolución —advierte Pupo— debe ser respetada por todas las instancias, ya sean provinciales o municipales. Y en ninguna de sus partes expresa que los Organismos de la Administración Central del Estado, o los Consejos de la Administración, ya sean provinciales o municipales, emitirán procedimientos al respecto.
Manifiesta Pupo que, para complementar la citada Resolución, el Ministerio de Economía y Planificación emitió la Instrucción 7/11, de fecha 18 de noviembre de 2011, que establece las Indicaciones a las Entidades Estatales para la Contratación de los Productos y Servicios de los Trabajadores por Cuenta Propia. Esa instrucción —enfatiza— tampoco establece que los organismos e instituciones puedan emitir procedimientos al respecto. Y en Sagua de Tánamo se ha paralizado también el cumplimiento de la misma, al igual que la de la resolución 101/11, por los organismos e instituciones municipales.
La trascendencia de ambas disposiciones jurídicas, según Pupo, es que avalan y facilitan la compra de productos y servicios por parte de las personas jurídicas a las personas naturales. Dicho más sencillo: permite que empresas, unidades y entidades estatales puedan adquirir las ofertas de trabajadores por cuenta propia y de otras formas de gestión no estatal.
«Da la impresión de cierta independencia de lo que el país estudió y aprobó», concluye Pupo, en espera de una respuesta bien fundamentada del por qué de esa paralización, en momentos en que Cuba hace todos los esfuerzos por interconectar orgánicamente y de manera organizada los sectores estatal y no estatal de la economía.
Maikel Alcierna (Edificio 853, apto. 1, Zona 25, Alamar, La Habana) es trabajador por cuenta propia y escribe porque se sintió estafado el pasado 9 de abril, cuando compró en la concurrida tienda Plaza Carlos III, de la capital, un producto llamado Polvo para helados Neutro, de peso tres kilogramos.
Maikel adquirió ese día varios envases del mismo, que supuestamente vienen sellados. Y a uno de ellos le habían sustraído de una libra a libra y media. Ya el nailon no estaba hermético. Rápidamente comprobó que dos más tampoco venían sellados, y les faltaba producto.
Al otro día, lo comentó con otros fabricantes particulares de helado, y les había sucedido algo similar en ocasiones anteriores. Pero no habían reclamado, pues habían pasado varios días de la compra.
Maikel conserva el comprobante de esa operación. Y el envase trae señalado como peso tres kilogramos, equivalente a unas seis libras y media. Pero en los que aún tiene en su poder, comprobó que uno pesaba cinco libras y el otro cinco libras y media.
«Tengo conocimiento de que ahora no tienen existencias del producto —afirma—, pero debe entrar próximamente», alerta Maikel, quien no deja de suponer que los pillos en este asunto deben estar desesperados por que llegue para repetir sus fechorías.
En días pasados, bajo el título Los prestidigitadores del engaño (7 de junio), aludíamos aquí a los sinsabores y penurias ocasionados cotidianamente al bolsillo del consumidor por los ladrones de nuestro poder adquisitivo. Y esta vez, mostramos los perjuicios de esos saqueos a los trabajadores por cuenta propia que adquieren sus insumos en el comercio minorista.
¿Hasta cuándo vamos a presenciar impunemente tantos atracos?