Acuse de recibo
Desde Calzada de San Miguel del Padrón No. 9617, entre 5ta. y 6ta., reparto Luyanó Moderno, en el municipio habanero de San Miguel del Padrón, el pasado 28 de agosto Pedro Isidro Bécquer denunciaba aquí un prolongado vertimiento de aguas albañales. Y titulé: «Sí, pero no».
Contaba el lector que hacía un año y cinco meses existía un salidero de aguas sucias en el pasillo de la casa contigua, el No. 9615, que corría hacia el jardín y el costado de su hogar.
Precisaba que la causa era, en la esquina de 6ta. y Calzada de San Miguel del Padrón, un registro que se había derrumbado, sepultado bajo tierra. Como el agua no podía circular, vertía hacia los patios de las dos viviendas. Y la situación era tal, que en casa de Bécquer las paredes presentaban un alto grado de humedad, a más del mal olor y el peligro para la salud.
Y agregaba que en la vivienda 9615 tuvieron que clausurar un baño para evitar más derrame de aguas albañales.
Consignaba Bécquer las numerosas gestiones de los afectados en la unidad de Acueducto municipal, sin respuesta alguna. El actual Director prometió solución desde que asumió el pasado año, pero nada se hizo, a pesar de que les había manifestado que estaban entre los casos priorizados.
A principios de 2012, el argumento fue que no había materiales, pero estos llegaron en abril, precisaba Bécquer. Y cuando él me escribió el 18 de julio, seguían sin respuesta, a pesar de que ya habían enviado quejas en tres ocasiones al Gobierno municipal.
«Existe un desinterés total por parte de la Dirección de Acueducto Municipal, y esa indiferencia genera un estado de opinión negativo y gran descontento entre los afectados», concluía Bécquer.
Al respecto responden por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Este, Antonio Lago, su director general; Lucía May, directora comercial; e Ivett Mariño, especialista en Atención a la Población:
Precisan que la Dirección Comercial de la entidad visitó el lugar y confirmó que era real la situación.
«Hubo demoras —subrayan— en cuanto a la visita de inspección por parte de la UEB (unidad empresarial de base) San Miguel del Padrón, donde ya se hizo el análisis correspondiente.
«No obstante, es bueno significar que el trabajo como tal no se ha acometido debido a que, por la situación de este municipio, la UEB ha estado dirigiendo sus esfuerzos a otras tareas que requieren de mayor prioridad.
«Para dar solución a este problema se ejecutará el trabajo en el transcurso del mes de septiembre de 2012. Consta en el expediente del caso la conformidad del recurrente en hoja de entrevista realizada».
Con el debido respeto tanto a quienes responden como al reclamante que manifestó su conformidad, la respuesta de Acueducto del Este deja no pocas insatisfacciones:
A pesar de que las aguas albañales llevaban afectando a dos familias un año y cinco meses, la visita tuvo lugar a raíz de lo revelado en esta columna, para entonces descubrir que era real lo que atormentaba a esas personas, quienes tanto lo denunciaron a Acueducto. Se reconoce que hubo demora en la inspección, y que se hizo el «análisis correspondiente». ¿Cuál fue?
Luego se excusa la demora en el trabajo con «la situación de este municipio» (¿cuál es?). Y se señala que se dirigen los esfuerzos a tareas de mayor prioridad (¿cuáles son, que pueden dilatar hasta un año y cinco meses el sufrimiento de dos familias entre aguas albañales?).
Una queja con tantas acusaciones y emplazamientos acerca de la desatención por parte de Acueducto, no debe generar una respuesta tan al paso, de manera tan elusiva, al punto de dejar desconcierto y dudas, aun cuando esté firmada por tantos funcionarios.
La respuesta a un reclamo ciudadano debe ser, ante todo, argumentada y convincente a los ojos de toda la sociedad. Esgrimo por segunda vez: «Sí, pero no».