Acuse de recibo
Hay gato encerrado en la extraña historia que narra Xiomara Peña González, desde Calle 4ta. No. 11-A, entre 29 y 31, Pueblo Nuevo, en la ciudad de Holguín.
Cuenta que hace unos meses se presentó en su casa una persona que se identificó como administrador de una bodega del Consejo Popular donde ella vive. El hombre portaba una boleta confeccionada por un trabajador social y, según él, Xiomara tenía que realizar el pago pendiente del juego de ollas rojas que se asignaron como parte del programa de la Revolución Energética años atrás.
El asunto es que en ningún momento Xiomara adquirió esas ollas.
Posteriormente, con dicha boleta, la administradora de la bodega donde Xiomara compra le hizo varias visitas a esta última, para que efectuara el pago de las ollas; o, de lo contrario, denunciara al referido trabajador social.
Xiomara se negó a cualquiera de las dos opciones, pues ella pagó a tiempo sus deudas con el Banco en torno a otros artículos adquiridos en ese momento. Pero la administradora le advirtió que entonces tenía que denunciarla a Fiscalía para ser procesada judicialmente. ¿Habráse visto cosa igual?
Aunque estaba a nombre de Xiomara, la boleta de marras tenía el número de carné de identidad de una persona mucho mayor, con una dirección que no es la de la remitente, y además especificaba que era una jubilada. Como si fuera poco, se llenó con tinta roja y luego otra persona, con caligrafía diferente y tinta azul, adicionó los datos de Xiomara.
«No compré esos artículos, y no entiendo por qué quieren obligarme a pagar algo que no adquirí. Tampoco entiendo por qué tengo que denunciar a alguien que no cometió ningún delito en mi contra», afirma Xiomara, quien estima que en todo caso ese trabajador social «estafó a Comercio, o al Banco y ellos deben ser los encargados de denunciarlo». En su criterio, hubo una falsificación también de quien alteró los datos primarios, «con el objetivo de que una persona pagara esos artículos, evidentemente robados a Comercio.
«Si el trabajador social falsificó la boleta, por lógica también falsificó su nombre. Y pregunto: si existiera alguien con ese nombre, aunque nunca hubiera trabajado como trabajador social, tan solo porque un delincuente lo utilizó, ¿también sería procesado?».
Qué falta de respeto con el ciudadano, de quienes no han sido capaces de detectar sus propias tropelías, ni de atrapar a quienes cometen tales barbaridades y desmanes…
José Antonio del Toro (Calle 17 No. 8417, entre 84 y 85, Playa, La Habana), es un cubano de 71 años, jubilado, que se acogió a las oportunidades del trabajo por cuenta propia, como porteador privado (botero) con un auto Lada de su propiedad y la documentación en regla.
El 23 de julio pasado él solicitó a la sección de Tránsito sita en 1ra. y 12, en Playa, un cambio de la circulación. Y en la inspección correspondiente, se le sugirió cambiar la chapa, por hallarse una de las dos bastante deteriorada. Resolvió en la misma mañana, a pesar de la presión de trabajo que tienen allí.
Al día siguiente fue al Seguro. Explicó su situación y de inmediato se le expidió un endoso que explica el cambio de chapa, el número de la actual y hace constar que no existe otra alteración.
Todo muy expedito… hasta que el 31 de julio pasado llegó al Centro de Revisión Técnica Automotriz, llamado «somatón», en Rancho Boyeros, para solicitar cambio de documento. Le dijeron que a los particulares los atienden los lunes y jueves. Volvió el jueves 2 de agosto y le orientaron que debía sacar un turno para pasar el auto por el «somatón».
José Antonio les insistió en que era el mismo vehículo, con la misma numeración, que había pasado el «somatón» el 19 de abril pasado, y no caducaba hasta el 19 de abril de 2013. Pero le ratificaron que «eso es lo que está dispuesto».
El remitente cuestiona: «¿Por qué quienes ponen en vigor esas orientaciones no piensan en las afectaciones que causan? ¿Cuándo va a terminar de organizarse el servicio en función de la comodidad y satisfacción de quien lo recibe y no del que lo preste? ¿Por qué amargar innecesariamente a la gente? Hagamos las cosas fáciles sin que dejen de ser bien hechas. ¿No nos han llamado a cambiar lo que deba ser cambiado?»