Acuse de recibo
«Sujeciones burocráticas, indisciplinas e inobservancias de quienes tienen que controlar y hacer cumplir, al final recaen sobre el hombre más importante del agro cubano, el que garantiza con sus manos los alimentos. Si alguien debe vivir estimulado y libre para producir sin trabas, es ese madrugador del esfuerzo».
Así expresé el 24 de noviembre del pasado año, al comentar la queja de Israel García Losada, productor de leche de la cooperativa de crédito y servicios fortalecida (CCSF) Guillermo González, de Peralejo, en el municipio de Bayamo.
Israel denunciaba que la cooperativa le quería pagar los 412 litros que entregó en junio de ese año por una calidad inferior. O sea, cuando debían pagarle algo más de 900 pesos, pretendían desembolsarle apenas 135. El argumento era que no se les habían hecho los análisis a las muestras de leche. Y el productor aducía con razón: «Yo cumplí con entregar la leche con el máximo de calidad; si quienes tienen la responsabilidad de hacer los análisis a las muestras no lo hicieron, ¿en qué se basaron para darle una calificación inferior a la entregada?».
Desde agosto de 2011, Israel se dirigió varias veces a la presidenta de la CCSF, sin solución. «Me dice que están discutiendo con la Empresa Agropecuaria de Bayamo y con Lácteos, pero el afectado soy yo, y no resuelvo nada con explicaciones», señalaba.
Al respecto responde Miguel Rosales, delegado de la Agricultura en la provincia de Granma, que de acuerdo con lo investigado se le certificó el litro de leche a Israel a 0,35 centavos, debido a que no se le verificaron las dos muestras correspondientes al mes de junio. Y ello se debió a violaciones del horario de recogida por los acopiadores de leche, y porque el laboratorio no efectuó las dos conciliaciones correspondientes con la industria; lo cual propició que el problema se detectara posterior al cierre del período.
Asevera que el productor, al tener poca experiencia en esos lances, no se percató de que no se había realizado la toma de la muestra.
Así las cosas, significa el Delegado que es procedente considerar lo entregado por Israel al precio de 2,35 pesos el litro, que es la media de la Empresa, lo cual arroja un importe de 989,35 pesos. Y es responsabilidad de la Empresa Agropecuaria Bayamo indemnizar a Israel con 842 pesos, los cuales debe pagarlos la responsable de las violaciones detectadas, la Jefa del Laboratorio de esa entidad. Los restantes 147,35 pesos debe desembolsárselos a Israel la Industria Láctea.
Aunque algo tardía, agradezco la respuesta y que se haya hecho justicia con el productor. Es correcto que pague de su bolsillo el responsable de la violación, y no Liborio. Solo queda acotar: ¿Por qué durante tantos meses no se tomaron tales medidas? ¿No existe un contrato que especifique deberes y derechos de ambas partes? ¿La dirección de la Empresa Agropecuaria Bayamo no tiene responsabilidad también, por el control del trabajo del laboratorio?
Son pequeños gestos cotidianos de generosidad que a diario pasan inadvertidos entre tantos problemas, hasta que los detectan personas sensibles como Francisco Rodríguez, vecino de Santa Ana No. 218, en el barrio habanero de Luyanó.
El 15 de abril pasado, Francisco viajaba en el tren Batabanó-La Habana, cuando repentinamente una mujer, a todas luces con trastornos psiquiátricos, extravió una de sus chancletas, la cual fue expulsada hacia el exterior por un fuerte viento.
Fue cuando una muchacha, sin pensarlo dos veces, extrajo de su bolso un par de chancletas y se lo regaló a aquella desdichada señora.
«El acto, sencillo y grandioso a la vez—recuerda—, impactó a quienes estábamos alrededor. Ni tan siquiera las tres horas de retraso del viaje, causadas por un accidente en la vía, hicieron mella en la bondad de la joven, que dijo llamarse Soleymar Paneque Cabrera».