Acuse de recibo
«Los laberintos de renovar las dietas médicas», así califiqué el pasado 2 de junio la denuncia del marianense Juan Expósito, un paciente nefrótico:
«En marzo pasado se le venció la dieta. El 23 de ese mes la doctora de la familia mandó el certificado al policlínico para que lo firmaran. El policlínico lo devolvió el 2 de abril, indicando que el paciente debía ver al nefrólogo de este último centro. El 4 de abril el nefrólogo del policlínico le dio el certificado a Juan, haciendo lo mismo que hacía el médico de la familia, viendo el certificado original de la institución hospitalaria, que está en mi expediente», subraya el paciente.
«La indicación era que Juan lo llevara al médico de la familia, para que este lo devolviera al policlínico y el director del mismo lo firmara. Al final, en aquel lleva y trae, Juan pudo entregar el certificado a la Oficoda el 18 de abril. Ya había perdido la dieta de ese mes…».
Responde hoy la doctora Nelly Fernández, vicedirectora provincial de Salud en La Habana, que «Juan no obtuvo su dieta por deficiencias de los encargados de viabilizar ese trámite». Y señala que la emisión y/o renovación de las dietas médicas se realiza acorde al Dietario Médico Nacional del MINSAP, el cual precisa las especialidades médicas autorizadas a emitir dietas a pacientes que sufren determinadas patologías; como en el caso, que corresponde solo a Nefrología.
La doctora del consultorio, apunta, no está facultada para confeccionar ese tipo de dieta; por ello no fue aprobada por el director del policlínico. Así, se remitió a Juan a la consulta del nefrólogo del policlínico, quien emitió el documento de dieta el 4 de abril. Pero no consta en la historia clínica de Juan, ni en otro documento, la atención y seguimiento de su caso por ese especialista.
También hay insuficiencias en el seguimiento de Juan por parte de la doctora de la familia, evidenciado en la historia clínica individual del paciente. Además, eran débiles los mecanismos organizativos y de control del Policlínico Carlos J. Finlay para el trabajo del mensajero en el traslado de documentos, como para la aprobación de la dieta por la dirección, e imposibilitaban que el trámite se realizara con la agilidad requerida, que no debe exceder de siete días.
Asevera la doctora Nelly que se aplicaron modificaciones al procedimiento del policlínico para la emisión y/o renovación de dietas, que permitan en todos los casos que ese trámite no exceda los siete días hábiles establecidos. Y enumera las medidas disciplinarias tomadas: cambio de puesto de trabajo por tres meses a la doctora del consultorio; separación definitiva del centro al nefrólogo; cambio de puesto de trabajo por dos meses al mensajero; amonestación ante el consejo de dirección del policlínico al vicedirector de Asistencia Médica y al jefe de Grupo de ese centro asistencial. Y amonestación al director del policlínico ante el Consejo de Dirección de la Dirección Municipal de Salud.
Onelio Rodríguez (Calle 5ta. A, entre 78 y 80, Villa Panamericana, La Habana) está indignado «con la indolencia y la apatía de ver los problemas y convivir con ellos».
El remitente cuenta que ha reportado en más de cuatro ocasiones a Acueducto un salidero que hay en un hueco en el medio de su calle desde el 29 de marzo. Y siempre le responden que ya está reportado el asunto. Pero no acaban de resolverlo.
En días alternos, cuando se bombea el agua, lo que se despilfarra allí es mucho; mientras en otros barrios de la ciudad se sufre una severa escasez del líquido.
«Alguien tiene que responder por esto, subraya. Nadie da respuesta, ni una llamada para decir: vamos tal día a solucionarlo. ¿Cómo se va a hablar de ahorro cuando vemos con nuestros ojos situaciones como esta?».