Acuse de recibo
El pasado 5 de mayo, Severino Clavo, entrenador de esgrima de la escuela de iniciación deportiva (EIDE) de Matanzas, y residente en Alacranes, denunciaba aquí tropiezos con los pagos de su misión como colaborador del INDER en la hermana Venezuela, entre marzo de 2008 y noviembre de 2010.
Severino dudaba en cuanto a las vacaciones acumuladas, y revelaba que, cinco meses después de haber retornado a Cuba, aún no le habían explicado por qué no se le pagaba el 20 por ciento del salario que se le confiere a todo el que culmina misión.
El otro asunto era que, con la misión, le dieron la posibilidad de acogerse desde enero de 2010 a un 30 por ciento de los 200 CUC que depositan en la cuenta en Cuba, lo cual facilita hacer compras aquí. Como él estuvo hasta noviembre de 2010 en Venezuela, debía acumular en la tarjeta magnética 2 200 CUC, y solo aparecían 2 000.
Al respecto, responde José Ricardo Suárez, director de Deportes en la provincia de Matanzas, que después de una revisión con el Departamento Económico de la EIDE, se comprobó que era correcto el cálculo de sus vacaciones.
Sobre los pagos, afirma, se le tramitó el 20 por ciento pendiente, el cual debía entregársele el pasado 5 de junio. Y de la tarjeta magnética del 30 por ciento, precisa que ese cálculo se realiza por Cuba Deportes: «Es cierto que debería tener 2 200 CUC y le habían depositado 2 000; ya en estos momentos se le pagó la diferencia».
Manifiesta José Ricardo que Severino nunca se presentó a la dirección de su centro ni a la Dirección Provincial de Deportes para informar su inquietud, «por lo que este problema era desconocido por parte de las autoridades de la provincia».
Al final, lo más importante es que se resolvieron las deudas con Severino. Pero por el medio quedan algunos aspectos: el hecho de que el afectado no haya recurrido a la dirección del centro ni a la provincia, no mengua la responsabilidad de quienes eran deudores de sus problemas. La escueta respuesta acerca de un tema tan sensible, no precisa por qué no se le tramitó el 20 por ciento en esos meses, y a qué obedecía que le depositaran 2 000 cuando eran 2 200.
El caso alerta de la sensibilidad y consecuencia con que hay que manejar los asuntos pecuniarios de los colaboradores, que tan alto ponen el nombre de Cuba en el mundo.
El otro ejemplo es el que envía Xiomara Morales Medina (Santa Rosa 63, Máximo Gómez, Perico, Matanzas): su hijo Jonel Jiménez Morales estuvo desde abril de 2005 hasta agosto de 2010 en Venezuela, como colaborador de la Salud. Y el 2 de noviembre de 2010 lo citaron a la sucursal de BANDEC de Perico para efectuarle el pago de la cuenta: a esta le faltaba una parte del monto, pero le aconsejaron que cobrara y reclamara el resto (unos 4 000 CUC según Jonel).
Desde ese día hasta hoy, han sido baldías las gestiones. A la Dirección Provincial de Salud acudió cuatro veces, y le dicen que se va a resolver el problema. Nada. A la sede de Colaboración, en la capital, otras cuatro veces. Le dicen que van a revisar y le avisarán. Nada.
El 8 de noviembre de 2010, Xiomara contactó por teléfono con un funcionario de Colaboración llamado Heriberto: le dio los datos y este le respondió que iba a revisar, que lo llamara dentro de unos días. Xiomara llamó a los diez días, y Heriberto le volvió a pedir los datos. Lo mismo: llame en unos días. A la semana ella llamó, y le dijo que ya él no atendía el asunto, que llamara a la doctora Adriana.
Así lo hizo. Adriana le pidió los datos y le dijo que la llamaría. A los 15 días, Xiomara volvió a darle los datos, y la doctora prometió llamarla cuando concluyera el trabajo. A los 16 días, otra carga telefónica de Xiomara y todo seguía igual. Después, cinco llamadas y la misma situación.
El 12 de abril, cuando me escribiera, Xiomara llamó, y «el cuartico igualito». El colmo es que volvió a pedirle los datos. Ante la reacción de Xiomara, la doctora explicó que ese departamento es apenas «un intermediario», el asunto es de Economía y Finanzas. «Póngase en mi lugar por un instante», refiere Xiomara. Mejor no comentar.