Acuse de recibo
Ya lo conté el pasado 21 de abril, pero no huelga reiterarlo: Carlos Miranda por poco se infarta cuando, de regreso del trabajo, llegó a su hogar, en calle 1ra. No. 23, en el barrio habanero de Los Pinos, del municipio de Arroyo Naranjo: le habían cortado la luz, por supuesta morosidad en el pago.
No era para menos el disgusto. La madre de Carlos había pagado el servicio eléctrico a tiempo en la Sucursal 18 de Correos de Cuba. Y no hay nada más ofensivo que, cuando cumples con tu deber, te den esos golpes bajos.
Al siguiente día Carlos se presentó en la oficina comercial de la Empresa Eléctrica en el municipio de Arroyo Naranjo y mostró el recibo de pago. Entonces la empleada le comunicó que Correos se había atrasado en enviar las constancias correspondientes. Y le aseguró que ese mismo día le restaurarían el servicio. Pero el 18 de abril, cuando me escribiera el afectado, aún no se lo habían restablecido.
Esta historia, que provocó mensajes indignados de no pocos lectores, hoy comienza a esclarecerse con la respuesta de Eldis Vargas Camejo, director de la División Territorial Oeste de Correos de Cuba, quien precisa que, en visita a la casa de Carlos, se comprobó que su mamá había abonado el importe en el plazo establecido en la Sucursal Habana 18.
Aclara Eldis que, de acuerdo con el contrato suscrito entre Correos de Cuba y la Empresa Eléctrica, es esta última la encargada de buscar los comprobantes de pago en las unidades de Correos. Y en este caso, los mencionados comprobantes fueron recogidos dos días después por el mensajero de dicha entidad, Manuel Antonio, el cual se encontraba en esos momentos de responsable de esa tarea.
«En contacto efectuado el 25 de abril con Jorge Luis Páez, jefe comercial de la Organización Básica Eléctrica (OBE) de Arroyo Naranjo —precisa—, quedó esclarecido que la Sucursal de Correos había actuado en consecuencia con el procedimiento establecido para estos trámites. Y quedó en manos del compañero investigar los hechos ocurridos, luego de que se efectuara la entrega de los comprobantes a la OBE municipal».
Paralelamente, concluye, se le indicó a la administradora de la Sucursal 18, explicarles a los reclamantes que Correos de Cuba no tuvo responsabilidad alguna en el molesto incidente.
Aclarada la parte de Correos de Cuba, que agradecemos sobremanera, esperamos que la Empresa Eléctrica, que tiene la pelota del lado de allá, explique qué sucedió, por qué se afectó a un cliente disciplinado y cumplidor por la irresponsabilidad de alguien. Y por qué, para colmo, se le castigó doblemente, dejándolo en penumbra tantos días.
Una Habana reseca y exhausta de sed, clamorosa de aguas, no puede entender que sucedan hechos como los narrados por Lorenzo Abreu, vecino de calle I, Edificio 15011, apto. 5, Altahabana, municipio de Boyeros.
Señala el lector que en la calle I, entre 7ma. y D, a los edificios 15011, 15013 y 15025, no entra el agua a la cisterna durante varios días; y, sin embargo, en los edificios de enfrente, se bota diariamente. La respuesta de Acueducto, según Lorenzo, fue: «El problema de ustedes es histórico». (?)
Y agrega que el cercano hospital William Soler tiene salideros que sí son «históricos», y derrama agua por todo el reparto. Mas, por ser lo que es, tiene un servicio de pipa garantizado.
Como si fuera poco, en calle L, frente al Banco Metropolitano, cuando bombean el agua, la corriente semeja un río sobre el asfalto.
Los verdaderamente «históricos» son el derroche, la indolencia y la subestimación de que el agua no es eterna.