Acuse de recibo
Roberto Rufino Ramos escribe desde calle 122-A No. 3711, entre 37 y 39, en el municipio capitalino de Marianao. Y dice que «todo el mundo se pasa la papa caliente», con el asunto de la zanja de aguas sucias por donde corren los residuos de su barrio. Pero no hay respuesta; mucho menos solución.
Cuenta que el 24 de julio pasado llovió y la zanja se desbordó. Sus aguas sucias invadieron las casas de los vecinos. Roberto habló con el delegado, quien le prometió gestiones con el jefe de la brigada de saneamiento de la zanja, y le aseguró que había planteado el problema a la vicepresidenta del Consejo Popular.
El 6 de agosto llovió y se desbordó de nuevo la zanja; lo mismo al otro día. El 25 de ese mes se le pagó a una brigada formada por vecinos para limpiar la zanja. Y esa misma tarde, llovió torrencialmente y se volvió a tupir. Lo mismo sucedió el 5 y el 16 de septiembre. El 14 de octubre ídem, pero ya el agua daba por la cintura. Se llamó en tres ocasiones al Puesto de Mando del Gobierno municipal. Y nadie se presentó por allí.
El 15 de octubre Roberto contactó nuevamente con el Gobierno municipal. A la secretaria le informó todo, y la escasa atención acumulada. Ese día se presentó el funcionario de Construcción e Inversiones, Modesto, junto al director de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV) y un representante de Aguas de La Habana. Allí, se acordó entregarle a Roberto planchas de zinc con sus respectivos flejes. «Fueron a la zanja, miraron y se fueron. No ha vuelto nadie más».
El 20 de octubre Roberto llamó a la secretaria de Modesto y ella le dijo que debía esperar, para ver qué resolvía aquel. El 26 de octubre llovió y la zanja penetró. A todas estas, Roberto ha escrito a instancias nacionales, las cuales trasladaron el asunto al municipio.
El 29 de octubre Roberto se comunicó con la oficina de Modesto, y la secretaria le dijo que el director de la UMIV todavía no había bajado el listado. Debía esperar a que hicieran la carta técnica. El 30, con la lluvia del débil frente frío, la zanja se desbordó de madrugada.
«¿Hasta cuándo hay que esperar una respuesta y solución? ¿Quién va a dar el frente? ¿Hasta cuándo la indolencia por parte de quienes tienen que responder por esto?», señala.
El pasado 14 de octubre, Andrés Delgado, tornero por cuenta propia en el poblado habanero de Batabanó, denunció un hecho que considera arbitrario: Dos inspectoras de Finanzas y Precios lo visitaron y le revisaron sus papeles. Todo estaba en orden. Pero le impusieron una multa de 250 pesos por no tener un cartel que dijera el servicio que prestaba.
Andrés, quien lleva 13 años cumpliendo estrictamente con la legalidad, cuestionaba que fuera obligatoria la publicidad.
Al respecto, responde Armando Cuéllar, presidente del Consejo de la Administración Provincial (CAP) de La Habana, que las inspectoras no eran de Finanzas y Precios, sino supervisoras integrales subordinadas al Consejo de la Administración Municipal de Batabanó.
En la investigación hecha, señala, se comprobó que las supervisoras cometieron un error, al disponer una multa personal contra Andrés, notificándole una contravención del Artículo 5 inciso 8 del Decreto Ley 174/97, artículo este que no están autorizadas a aplicar; mucho menos por no tener propaganda comercial, pues la misma no es obligatoria.
El 15 de octubre se visitó a Andrés, le ofrecieron disculpas por los errores, y se le notificó la resolución declarando con lugar la apelación, para que inicie los trámites relativos a la devolución del dinero.
«Nada que hagamos mal hecho tiene justificación, dice, si con ello perjudicamos a personas naturales o jurídicas con nuestro actuar, si este no se corresponde con las disposiciones vigentes en la materia». Cuéllar coincide con este redactor en la alerta sobre lo preocupante de que se repitan situaciones como esta frente a una inminente ampliación del empleo no estatal en el país. Y señala que «se están adoptando las medidas para que cuestiones como estas no vuelvan a repetirse, tanto de carácter metodológico, de capacitación y en materia de disciplina laboral».
Agradezco al presidente la ágil y autocrítica respuesta. Solo extraño que no se informe si se tomaron medidas con las supervisoras que afectaron la imagen de la Supervisión.