Acuse de recibo
Porque es herencia de su fallecido padre, Lázaro Jacinto Sánchez reclama un derecho sellado con la sangre sobre la finca Viciedo, de 0,27 caballerías de tierra, en el municipio habanero de Madruga. Y también porque la ha legitimado con sus manos, haciéndola parir toda su vida, desde que era niño.
Lázaro Jacinto, quien vive en esos mismos lares, consigna que al ocurrir el deceso de su padre, solicitó el reconocimiento de heredero de esa área agrícola, y presentó todos los documentos probatorios. Pero el Departamento Jurídico de la Delegación de la Agricultura en el municipio de Madruga le ha denegado ese derecho.
Manifiesta el campesino en su carta que de esa tierra depende su sustento alimentario y económico. «Debe rectificarse esta injusticia —refiere—, y el error de haber declarado ociosas las tierras de la finca cuando se promulgó el Decreto Ley 259. Nunca han estado ociosas y soy su legítimo dueño».
El caso apareció aquí el pasado 30 de junio: la familia de Humberto Ramírez y otras tres de Santa Clara presentaron solicitud de permuta el 8 de enero de 2010 en la Dirección Municipal de Vivienda. Pero al ser cuádruple, requería ser aprobada por la Dirección Provincial de Vivienda.
En esta última se radicó la solicitud el 11 de febrero. Y cuando me escribió el 23 de junio, aún faltaba la firma del Director a ese nivel. Quien ocupaba ese cargo había sido destituido en abril, y el nuevo Director no la había firmado.
Ahora responde Norbelio Machado, director de Vivienda en la provincia de Villa Clara, que Humberto se dirigió primero a la Oficina de Atención a la Población del Gobierno provincial. Y el 18 de junio se le informó que la máxima autoridad de la Vivienda en el territorio había sido destituida. El nuevo directivo se encontraba en proceso de recepción y adiestramiento. Que en breve el caso sería resuelto.
Entre los factores coadyuvantes a la demora menciona Norbelio Machado la complejidad y el tiempo que requiere cualquier movimiento de cuadros, especialmente en el sistema de la vivienda; y el que una permuta donde intervienen más de tres viviendas solo puede autorizarla excepcionalmente el Director de la entidad a nivel provincial. A ello se sumó otro hecho: durante el análisis del caso se comprobó que el título domínico de la vivienda, sita en Nelson Vilariño No. 33-B, altos, reparto Capiro, presentaba errores en cuanto a la dirección, descripción, medidas y linderos.
Por ello, se asumió de oficio la actualización de la titularidad, para no denegar por esta razón la pretensión de los permutantes ni dilatarle el proceso, evitando así que la respuesta resultara contraria al deseo de Ramírez, quien ocuparía ese inmueble, enfatiza.
Una vez familiarizado el cuadro de reciente promoción con las funciones de dirección, se procedió a atender personalmente a Ramírez. Se le explicaron las causas de la morosidad y quedó resuelta su solicitud, afirma Norbelio Machado, quien agradece la labor de esta columna, «que nos convoca a la reflexión y perfección de nuestra función social».
Una burla, eso es para Ramón Terencio (Edificio A-10, apto. 5, Reparto Caribe, Moa, Holguín) lo que hicieron con su hijo, quien hace dos años se graduó como Ingeniero Químico y lo ubicaron para su adiestramiento en el Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa.
Aunque el joven egresó con un índice académico de 3,8, lo ubicaron allí. Ramón se acercó entonces al jefe de Recursos Humanos del Instituto y le transmitió su preocupación, en el sentido de que para ser docente había que tener un índice de 4 en adelante. Pero lo convencieron de que ello no constituía ningún problema.
Dos años después, el joven culmina su adiestramiento. Y el mismo jefe de Recursos Humanos le plantea entonces que no puede quedarse en el Instituto por no tener el índice señalado.
Ramón pregunta: «¿No es una burla de quien lo ubicó allí conociendo su índice, y de quien lo recibió, conociendo que no podrá impartir docencia? ¿Cómo es posible que se actúe tan insensible y burocráticamente?