Acuse de recibo
En las márgenes de esta columna recalan, con más frecuencia de la que todos desearíamos, «paquetes» de quejas sobre los paquetes postales extraviados. Y no es que Correos de Cuba no se esfuerce seriamente y adopte medidas, sino que al parecer el fijador de los buenos procedimientos y la eficiencia aún no se consigue en esa entidad.
El 27 de abril último publicamos el reclamo de Víctor Rivero Mojena (28 de septiembre s/n. Rpto. Julio Antonio Mella, municipio de Bartolomé Masó, Granma), quien preguntaba hasta cuándo debía esperar por la llegada de unos bultos que remitió a su madre y hermanas, residentes en la capital.
Eran cuatro los envoltorios que el 5 de diciembre de 2009 había remitido y casi cuatro meses después aún no habían arribado a la unidad correspondiente en El Calvario, Zona 9, Mantilla, Arroyo Naranjo.
Ante sus gestiones, llamadas y cuestionamientos solo había recibido el cliente la inmutable respuesta de que debía aguardar.
Otro caso de este cariz fue el de Reinaldo Cabrera (Patrocinio Nro. 17, apto. 5, Lawton, Ciudad de La Habana) quien despachó dos bultos desde el granmense correo del Caney de las Mercedes, dirigidos a su hijo Manuel Cabrera (Armas 910, Lawton), y otros dos desde Bartolomé Masó, que debían llegar a Patrocinio Nro. 17. Esto fue el 28 de diciembre de 2009.
Una vez en Ciudad de La Habana, el 25 de enero de 2010 comenzó Reinaldo a interesarse por la suerte de sus envíos. En el correo correspondiente no estaban. Pero según averiguó ya habían salido de la oriental provincia. Se dirigió a la oficina de Vento y Camagüey. «Llame dentro de 20 días». Y pasó el tiempo y pasó...
A dos meses de su reclamación y cuatro de que remitiera los paquetes, escribió el lector a esta sección. Su demanda fue publicada el 2 de mayo.
Con fecha 25 de mayo, llegó a Acuse la respuesta de Zoraya de la Caridad Bravo Fuentes, Vicepresidenta de Operaciones de la Empresa de Correos de Cuba, a ambos casos.
«En los dos primeros meses del año —explica Zoraya— se suscitó un delito (...) de carácter grave en el Centro de Tránsito Postal de Bultos de Ciudad de La Habana (...), cometido por cinco trabajadores y funcionarios de dicho centro». Estos fueron procesados por lo penal y lo administrativo y se separaron definitivamente de la institución. De los envíos sobre los que operó el delito, la mayoría eran de la provincia de Granma, apunta la Vicepresidenta.
La empresa se dirigió a los remitentes afectados y los indemnizó según lo establecido en la norma legal vigente, señala la funcionaria. Paralelamente se evaluó la reorganización del proceso postal de los bultos, para imprimirle mayor seguridad y velocidad a este servicio.
Como ya se ha anunciado en esta columna —y lo reitera esta misiva de Correos de Cuba— el centro de tránsito de los paquetes fue definitivamente cerrado, con lo cual se ha logrado que estos «se trasladen directamente entre territorios sin tratamiento ni manipulación adicional». Desde que esta medida se viene aplicando, destaca la directiva, el proceso ha transcurrido sin dificultades.
En los dos casos que nos ocupan, reconoce Soraya, también actuaron «la falta de atención y desinformación que tuvo lugar con los reclamantes; se actuó en consecuencia con los implicados».
«La Empresa Correos de Cuba trabaja arduamente por prever y erradicar comportamientos que laceren la confianza del pueblo en nuestra entidad, y repudia fuertemente hechos como estos», finaliza la Vicepresidenta.