Acuse de recibo
«No existe capacidad»… «Esta zona es de silencio»… «La distancia rebasa las normas técnicas»… Esas y otras respuestas sin más explicaciones o variantes de solución han recibido durante casi un año los pinareños Humberto Aguilar Izquierdo y su esposa María Antonia Martínez Bravo, quienes esperan ansiosos la reinstalación de su teléfono.
La pareja es cliente de ETECSA con el número 771119 hace bastante tiempo, pero al mudarse en octubre de 2009 para la Zona Industrial Siete Matas, s/n, en la cabecera provincial vueltabajera, quedaron asignados «a ningún abonado».
«Ante nuestros reiterados reclamos —apuntan los dolientes— obtuvimos respuestas morosas, con falta de argumentos y precisión, y solo ante gestiones nuestras a otros niveles se personaron en el lugar donde vivimos, para verificar la posibilidad de conectar el servicio».
«Conocemos que hay capacidad real en la zona, que se han hecho trabajos de ampliación (…), pero no hemos sido incluidos… Nunca nos han hablado tan siquiera de ofertarnos otra alternativa transitoria de las que poseen, pese a nuestra insistencia al respecto», señalan los pinareños.
Se trata de una pareja de educadores que necesita la vía de comunicación telefónica por cuestiones laborales, familiares y tareas sociales que atienden en la comunidad.
Un domingo a principios del mes pasado se encaminó la capitalina Carmen Rodríguez (Edificio L-H2, apto. 6, Micro X, Alamar, La Habana del Este) con su sobrina de cuatro años al Parque de Diversiones de Alamar, ubicado frente a los edificios de 12 plantas. Pero para desilusión de ambas, el espacio recreativo estaba cerrado.
«Me dirigí al custodio preguntando por el cartel que debía informarlo, y me explicó amablemente que el único que existía se había volado por el fuerte viento. También que el parque estaba en un proceso de cambio de dirección, y que no se sabía qué entidad se haría responsable», narra Carmen.
Ella opina que mientras más se deteriora la instalación de entretenimiento, más dinero costará al país echarlo a andar nuevamente. Y en tanto eso pasa, los niños de la zona tienen menos lugares sanos adonde ir a divertirse.
Aunque dificultades en el correo electrónico no le habían permitido hasta ahora comunicarse con Acuse, la villaclareña Iraida Bueno Navarro no quiere que el buen trato y la profesionalidad con que atendieron a su esposo pasen inadvertidos.
Mario Pérez Silverio, el compañero de Iraida, fue operado a principios del mes de marzo último en el Hospital Militar de la ciudad de Santa Clara. La excelente atención que le brindó el colectivo de la sala de Urología conmovió a la familia.
Los doctores Jorge Luis Díaz Mora y Frank Ibargollín Hernández; las enfermeras Yudexys Morán Reinoso, Sandra Álvarez Leiva, Julia Izquierdo Moya, María Victoria Pérez Ortega y la secretaria Reina Gómez Pacheco, saben que en calle 6ta. No. 108, entre Avenida Sandino y Fajardo, en el santaclareño reparto Sandino, tienen el afecto y la gratitud de esta pareja de amigos.