Acuse de recibo
Parece mentira: Belkis Garcés (calle 3ra. No. 404-A, entre 4ta. y 6ta., Ampliación de Marbella, Guanabo, Ciudad de La Habana) lleva esperando más de cuatro años por una firma que convalide y legalice los trabajos hechos en su casa.
Cuenta que cuando permutó para esa vivienda, la misma tenía una habitación y un baño sin concluir, levantados hasta la altura del «cerramento». Le facilitaron en el territorio la terminación de los mismos. Y cuando concluyó, presentó los documentos a la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV). Le dijeron que los mismos se firmaban entre 15 y 20 días. Debía recogerlos en noviembre de 2005.
Pero así no fue. Belkis iba cada 15 días, y siempre le decían que no estaban firmados aún por el Director. Cansada ya, se presentó en la UMIV y habló en el Departamento de Convalidaciones. La buscaron en el listado de los casos pendientes de firma. Allí estaba su nombre.
Le explicaron que se había cambiado al Director en varias ocasiones, y aún no se había firmado. «Pasaron 2006, 2007 y 2008, y siempre la misma respuesta —señala—, pero ahora estaban cerradas las convalidaciones. Cerraron en octubre de 2007».
Sin embargo, sostiene Belkis que en ese reparto hay unas cuantas construcciones de vivienda con número de licencia de obra con fecha 2008 y 2009. Y se pregunta si para esas no estaban congeladas las convalidaciones.
Continuó insistiendo, hasta que el 28 de enero pasado habló con el nuevo director, quien la atendió muy amablemente, «pero con la misma respuesta de quienes le antecedieron»: esperar para cuando indiquen que Guanabo puede empezar a solucionar sus casos, pues no estaba en sus manos.
Confundida, Belkis pregunta: «¿En manos de quién está? ¿Cómo es posible que desde 2005, y con los papeles en orden, haya esa demora por una firma? ¿Cómo es posible, si hay tantas construcciones autorizadas de 2008 y 2009? ¿Hasta cuándo tengo que esperar?».
Mientras otros esquivan sus deberes, Juan Isidro Rosales (calle 9, No. 617, entre 26 y 28, Reparto Camilo Cienfuegos, Bayamo, Granma) hace mucho tiempo quiere cumplir con el pago de un refrigerador que el Estado le entregó en 2006. Y, como dice el bolero, «un algo se interpone…».
Cuenta el lector que cuando recibió el equipo, entregó la documentación a su centro de trabajo, para gestionar el crédito. Tales documentos fueron entregados a la agencia 7472 del Banco Popular de Ahorro (BPA) en Bayamo. Y como Juan Isidro confía en la profesionalidad característica del BPA, pensó que todo iba a ser ágil.
Pero —¿cuándo no habrá peros?— hubo un error en la confección del cheque correspondiente: notificaba un valor mayor que el del refrigerador. Se devolvió el mismo a la Agencia 7472. Y pasados unos seis meses el Banco le comunicó a Juan Isidro que los documentos del refrigerador se habían extraviado.
El hombre estuvo más de dos años fuera del trabajo por varias intervenciones quirúrgicas que le realizaron. Aun así hizo todo su esfuerzo y logró una copia del documento. Tres meses después de entregada, le mandaron a decir que los documentos perdidos habían aparecido en una gaveta de la Agencia 7472.
«Es una pandemia de negligencias que ya dura tres años —subraya—. Según el BPA, no se puede hacer otro cheque, porque la ONAT en Bayamo lo cobró, y tiene que devolverlo. ¿Hasta dónde puede llegar la insensibilidad de estas dos instituciones, como máximas responsables del cobro del artículo, y que se comportan de esta forma burocrática?».