Acuse de recibo
EN el mundo de un niño, cumpleaños y cake siempre andan juntos. Por eso, el veterano capitalino Jesús Fernández López (calle Enrique Villuendas 655 altos, entre Panchito Gómez y Masó, Cerro), hizo hasta lo imposible porque el aniversario de su nieta, el 26 de diciembre último, tuviera el sabor del merengue.
Con ese fin, se dirigió a la empresa ubicada en Vía Blanca y Palatino, en su propio municipio. Allí le dieron una orden para recoger el dulce manjar el día señalado, para lo cual debía llevar una tabla, el día antes, a la dulcería situada en 19 de Mayo y Ayestarán.
«Me presenté en esa dulcería —evoca el remitente— y, para sorpresa mía, la compañera que atiende en el mostrador y recibió la tabla, me dijo que no se podía hacer el cake, por falta de material. Sin embargo, observé que en dicho establecimiento se estaban ofertando más de diez productos que usualmente contienen los mismos materiales para su elaboración.
«Lo más molesto de todo —enfatiza el anciano— es que se me explicó que debía pasar otro día, después del cumpleaños de mi nieta, para saber si había los ingredientes».
¿Dónde están los argumentos para tal incongruencia?
No era muy nítida, pero reflejaba claramente el hierbazal de abandono en que la parada había quedado. La foto que nos envió Jorge Martínez Pinillo, cuyo caso publicamos aquí el 19 de septiembre último, daba cuenta de las molestias para esperar el transporte público en la Comunidad Mártires de Barbados, del capitalino Cotorro.
El lector, vecino de Palo Jorobado y Calle B, No. 100, Santa Amelia, en la mencionada localidad, explicaba los esfuerzos infructuosos que durante dos años habían realizado los vecinos para la reparación de las paradas.
En 2007 —evocaba— con fuerza de trabajo de los propios afectados comenzaron las acciones constructivas. Los recursos los había aportado la Dirección Municipal de Servicios Comunales. Pero desde el 7 de septiembre de 2009, los arbustos eran la única presencia en crecimiento del lugar. A más de plantearlo como lo habían hecho en rendiciones de cuenta, despachos, entrevistas, los dolientes esperaban alternativas viables.
A propósito responde Jesús Rodríguez Pousada, director de Servicios Comunales en el Cotorro. Explica Jesús que en el año 2007 el Consejo de la Administración del municipio decidió construir un apeadero en las cercanías de la escuela República de Panamá, teniendo en cuenta que dicho centro no lo concibió originariamente.
«En un primer momento se les entregó una cantidad de recursos a las masas para que ejecutaran la obra. Construida ya la plataforma y ubicadas las columnas metálicas, la Dirección de Planificación Física prohibió la terminación porque violaba regulaciones urbanísticas; y se procedió al traslado para el lugar que hoy ocupa, y que aparece en la foto enviada por Jorge».
Nuevamente —prosigue— se entregan materiales para su construcción. Solo quedaba pendiente la cubierta. Entonces ocurre un accidente de tránsito que destruye la parada ubicada en la Carretera Central; por lo que hubo que usar el techo destinado a la anterior para reparar la accidentada. El mayor flujo de población hacia esta última así lo justificaba.
«Nuestro municipio hoy cuenta con alrededor de 20 apeaderos sin casetas, algunos de ellos con una mayor afluencia que el mencionado en la queja. Es la voluntad nuestra y del Consejo de la Administración hacerlo lo antes posible; pero la solución del mismo será cuando las condiciones materiales lo permitan», sostiene el Director municipal.
Agradecemos la respuesta de Jesús Rodríguez Pousada. En tanto se adquieren los recursos, ojalá la búsqueda de alternativas —desde las instituciones y los propios ciudadanos— termine lo antes posible con las esperas a la intemperie.