Acuse de recibo
Lamentablemente, muchas personas se acuerdan de los árboles solo cuando el sol los castiga, y se guarecen utilitariamente bajo la sombra de su follaje. No preservan ni aman esos pulmones de la ciudad, así como lo hace Osvaldo Reyes, un lector que nos enviara un SOS por la muerte inminente de un grupo de majaguas alrededor del edificio A-56, en la zona 1 del capitalino reparto Alamar.
El pasado 17 de marzo esta columna reflejó la queja de Osvaldo; y he aquí que nos responde al respecto Mariana Hechavarría, jefa de Divulgación de Servicios Comunales en Ciudad de La Habana:
Refiere Mariana que, a raíz del llamado de Osvaldo, especialistas de la Dirección Provincial de Áreas Verdes visitaron al denunciante y estudiaron in situ la situación de los criollos árboles, «que no es tan alarmante como planteaba este en su misiva», asegura la funcionaria.
Explica que solo una de las majaguas está afectada por lesiones de plaga, y hay otra que permanece seca por el entorno agresivo de un microvertedero que hace la población de forma permanente en su base.
Los otros árboles de esa especie no presentan síntomas de muerte, aunque tienen lesiones mecánicas en sus troncos, que sí pudieran constituir vías de entrada de plagas y enfermedades.
Aun así, de continuar el irresponsable vertimiento de basura y desechos allí, y de no frenarse el maltrato a esas nobles majaguas que solo nos dan oxígeno, vida y belleza, irremisiblemente esas criaturas vegetales pasarán al inventario de tantos impunes ecocidios que se suceden poco a poco, no menos dañinos que otros más espectaculares.
La segunda carta está suscrita a dos manos desde Santa Clara: Luis V. Pérez Aguilar, director de la Organización Económica Estatal (OEE) de Autos de ese municipio, y Francisco Sosa Barrera, director de Servicios Comunales en ese territorio, responden la queja del doctor Roben T. Moro Rodríguez, reflejada aquí el pasado 2 de marzo.
Como antecedente, digamos que entonces el doctor Roben, vecino de San Miguel 22, entre Cuba y Colón, en esa ciudad, denunciaba las insoportables molestias en cuanto a higiene y hedores que provoca entre los vecinos de esa cuadra, una parada de carretones de caballos instalada allí hace años, que de hecho se ha convertido en una piquera, por la estancia que hacen allí sus conductores.
Ambas instituciones se entrevistaron con el denunciante, y reconocen la molestia que puede traer un medio de transportación de ese tipo, ante la carencia de ómnibus y otros equipos ya conocida y sufrida en el país. Y aclaran que en esa cuadra se decidió instalar una parada momentánea, para nada una piquera de carretones que hagan estancia. Es responsabilidad de la OEE de Autos garantizar que permanezca en el sitio la controladora, para que los coches solo recojan personal y continúen su marcha.
También se reconoce que son insuficientes las labores de baldeo e higienización de la cuadra por parte de Comunales, quien está obligado a incrementar esas acciones, y con sistematicidad; de acuerdo a las exigencias que mantendrá al respecto el Consejo de la Administración Provincial.
Y la última carta de hoy la envía Hilda Arias Pérez, directora comercial y de Mercadotecnia de ETECSA, quien responde así al planteamiento de María del Carmen Rojas, en cuanto a que en la comunidad de Cascarero, en el municipio tunero de Jesús Menéndez, el teléfono público del centro agente, con 400 minutos disponibles, puede ser insuficiente, pues ya a mediados de mes ha agotado sus posibilidades de servicio, para la colectividad.
Aclara Arias que el instalado en aquel centro, en la modalidad de Telefonía Fija Alternativa, tiene una capacidad asignada de tres mil minutos mensuales, y no de 400 como señalara la lectora.
«Tomando en cuenta que ese es el tiempo de conversación aprobado para esos servicios, argumenta la directiva, el responsable de atender el centro agente debe explicar a la población la necesidad de hacer un uso racional del mismo, para que la capacidad asignada esté disponible durante todo el mes».