Acuse de recibo
Hoy traigo respuestas de la Empresa Eléctrica de Ciudad de La Habana a quejas aparecidas en esta Sección:
Denuncia de Roxana Abreu el 14 de octubre de 2006, sobre un poste del tendido eléctrico que amenazaba con caerse en la esquina de General Aguirre y Emilio Núñez, en el Cerro: casi desprendido de abajo y apenas sostenido por los tensores.
El esposo de Roxana lo había reportado hacía más de un año en las oficinas de la OBE de Zapata y 4, en Plaza. Lo reiteró varias veces, también lo plantearon en la Unión Eléctrica y hasta en el Ministerio de la Industria Básica. Promesas, pero nada. El peligro seguía pendiendo.
Responde Israel Dixon, especialista de Atención a la Población de la Empresa Eléctrica en Ciudad de La Habana: el poste fue cambiado en diciembre de 2006. Y Ana Margarita Delgado, de la Oficina de Atención a la Población del Ministerio de la Industria Básica (MINBAS), precisa que, a propósito, «se realizó un análisis en el cual se precisaba que hechos como este no deben repetirse, pues en esta ocasión no hubo que lamentar accidentes, pero si no actuamos con agilidad ante los reportes que realizan los clientes, perdemos confianza en nuestra gestión».
La segunda denuncia, aparecida aquí el primero de diciembre de 2006, la hizo Oscar Llanes, de avenida Tercera H número 164ª20, en la Zona 1 de Alamar: llevaba un año reclamando porque los cables del tendido eléctrico frente a su casa, por la acción del sol, la intemperie y el tiempo, habían perdido el revestimiento sintético, y constituían un peligro.
Oscar reportó a la OBE a fines de 2005, pero le comunicaron que no tenían tape para acometer ese trabajo, que si el cliente les facilitaba bolsas de nylon podían hacerlo como sucedáneo. Así, estuvo comunicándose con la OBE, pero la respuesta siempre era la misma.
Al respecto, responde Israel Dixon que esa empresa actualmente acomete trabajos de mejoras, reparación y mantenimiento en la red eléctrica, para garantizar un servicio de calidad. Y como tal, existen zonas más complejas que otras y con mayores problemas, que se priorizan por los objetivos económicos y sociales enclavados en las mismas.
En el caso de Oscar, sostiene que «ciertamente, los operarios no tenían el tape, y le propusieron remediar con la bolsa de nylon, que, aunque no es el material que lleva, está demostrado que es efectivo». Reconoce el especialista que si se le hubiera explicado el asunto de otra forma, el cliente lo hubiera entendido. Y puntualiza que, al publicarse la queja, se visitó a Oscar. El 8 de diciembre se le dio mantenimiento a su servicio, el de un vecino suyo y 18 casas similares de esa zona. El demandante quedó satisfecho.
La tercera carta la envía Jacinto Viamontes, de calle B, edificio 6, apartamento 626, entre Primero de Mayo y Primero de Junio, Barrio Obrero, en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón: el 18 de diciembre de 2006 encontró en su apartamento una factura del servicio eléctrico de 166 pesos, por concepto de consumo ajustado. Pero desde el 12 de septiembre su vivienda estaba deshabitada, sin ningún equipo eléctrico conectado. Y el reloj parado.
Jacinto fue a la oficina correspondiente el 19 de diciembre, y allí le indicaron que primero debe pagar para luego reclamar. Pagó y le aceptaron la reclamación. Le informaron que el inspector tenía entre diez y 15 días para visitarlo.
El 4 de enero de 2007, ya cumplido el plazo, fue de nuevo a esas oficinas. La respuesta fue que había que seguir esperando. El cliente insistió y le dijeron que fuera entonces a la OBE. Allí le informaron que la demora en visitarlo se debía a que el municipio solo contaba con tres inspectores.
Y el 15 de enero, día en que me escribió, volvió por la oficina comercial y le informaron lo peor: en ese momento no disponían de ningún inspector.