Acuse de recibo
Hoy traigo dos respuestas de empresas eléctricas provinciales. Y no me explico por qué, en medio de una Revolución Energética, aún es tan morosa la atención a las quejas por parte de este tipo de entidades.
La primera historia es la de Luis Dipotet, de Santa Clara, quien el 12 de octubre de 2006 denunciaba aquí su calvario con dos ventiladores a los cuales, por fluctuaciones del voltaje, se les quemaron los enrollados nada más y nada menos que en febrero de 2002. Y cuando me escribió todavía no habían resuelto su problema, a pesar de muchas promesas.
Ahora responde Norge Luis Morales, director general de la Empresa Eléctrica de Villa Clara, quien, luego de reconocer la lentitud en la atención al caso, y disculparse con él por las molestias ocasionadas, narra los detalles de una historia de gestiones estatales que puede tener muchas explicaciones pero ninguna comprensión en el juicio del cliente. Fueron más de cuatro años y medio. Así, sencillamente.
En la relatoría de Morales salta a la vista que aún muchas de estas entidades no han creado condiciones para enfrentar los daños de sus servicios a los clientes: en la provincia, ningún taller realiza ese tipo de reparación a los ventiladores ni certifica su baja técnica, requisito para una reposición. Eso, en la provincia donde radica la única productora de esos equipos en el país: la INPUD.
Fue en 2006 que esa empresa materializó sus relaciones contractuales con la Empresa de Servicios para la reparación de electrodomésticos dañados por afectaciones de su servicio. Pero, increíblemente, dicho contrato no incluye el arreglo de ventiladores.
La única salida que encontró la empresa, luego de tanto tiempo esperado por Dipotet, fue la reposición de los mismos. Se preparó el expediente y se tramitó con la Unión Nacional Eléctrica. Ya está aprobada la reposición, asegura, luego de que COPEXTEL certificara la baja técnica.
La segunda historia, reflejada aquí el 14 de septiembre de 2006, es la de Mercedes D‘Villiers, residente en el barrio capitalino de Luyanó: en noviembre de 2005 una subida de voltaje en el servicio eléctrico dañó su televisor y un teléfono inalámbrico.
Hechos todos los trámites, la OBE recogió los equipos y los trasladó al taller. Y a los diez meses, Mercedes me escribió para decirme que todo seguía igual.
Ahora responde Israel Dixon Herrera, especialista en Atención a la Población y Daños a la Propiedad de la Empresa Eléctrica de Ciudad de La Habana, quien aclara con respecto al telerreceptor, que luego de reparada la fuente de alimentación, el mismo presentó otras dificultades. Se trataron de solucionar, pero faltaban piezas. Y fue en mayo de 2006 que se le dio baja técnica al mismo.
Y en agosto de 2006 es que lograron una oferta para la compra del equipo, que no pudo realizarse al final porque se agotaron los mismos. Hubo que buscar otro proveedor. El 12 de septiembre se certificó la reposición, la cual se presentó a la Unión Nacional Eléctrica para su aprobación.
Pero no pudo adquirirse el televisor hasta finales de noviembre de 2006 (no explica por qué). Antes de entregarlo a la clienta se probó en el taller y presentaba una falla técnica. El proveedor lo recogió y no fue hasta finales de diciembre que entregó el nuevo equipo, el cual, al fin de todos los fines, se le entregó a Mercedes en los primeros días del actual mes de enero.
En cuanto al teléfono inalámbrico, señala que también está de baja técnica, y «se están haciendo gestiones para buscar una mejor oferta»; pero no aclara desde cuándo son esos trámites. De ello se deduce que andan en eso desde noviembre de 2005.
Agradezco las dos respuestas, pero a todas luces las mismas revelan que la atención a los daños en equipos de los clientes ocasionados por la entidad requiere de procedimientos más ágiles, que incluya una base contractual con garantía de suministros más ágiles y seguros, amén de que la propia empresa se ve entrampada en múltiples recovecos y burocráticos pasos de elefante. Ojalá este 2007 sea un punto de despegue en tal sentido. Lo merece la Revolución Energética.