Acuse de recibo
Le extraviaron el expediente laboralMagdiel Febles Fundora se debate entre la indignación y la incertidumbre, porque le han echado por la borda 21 años de trabajo, como consecuencia de una irresponsabilidad. Se dice y no se cree.
El remitente, quien reside en Avenida 91 número 9410, en la localidad habanera de Güira de Melena, cuenta que, luego de acumular 21 años de vida laboral, en febrero de 2004 comenzó a trabajar como custodio en la CADECA de ese municipio, y se mantuvo allí hasta junio de ese año, cuando se trasladó a otro centro.
El problema se complicó cuando Magdiel fue a recoger su expediente laboral en CADECA, y le informaron que el mismo se encontraba en las oficinas de la gerencia provincial de esa entidad, que entonces radicaba en 26 y 45, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución.
Al siguiente día, Magdiel emprende el viaje hasta esta última dirección, en busca de su expediente para presentarlo en su nuevo centro laboral. Y la compañera de Recursos Humanos le informa que no lo encontraban. Le tomó todos sus datos y le aseguró que le avisarían cuando apareciera.
El afectado esperó poco más de un mes, y al ver que no le avisaban, volvió a la gerencia provincial. Allí le reiteraron que seguía sin aparecer el dichoso expediente, y nuevamente le toman todos los datos. Le aclararon que, en última instancia, se podría reconstruir su expediente.
El pobre Magdiel ha pasado varias veces por la CADECA de su municipio, y le reiteran siempre que no han recibido noticia alguna sobre lo suyo. Ya han transcurrido más de dos años sin ninguna solución. En su nuevo centro de trabajo le confeccionaron uno. Y de acuerdo con este, Magdiel solo lleva laborando poco más de dos años, cuando en realidad ha entregado 23 años de su vida al trabajo. ¿Qué sucederá con mi jubilación?, pregunta el lector.
Esperamos que CADECA esclarezca las razones de tamaña irresponsabilidad con algo tan serio y sensible como los documentos que avalan la vida laboral de un ciudadano, y tome medidas en consecuencia.
La segunda misiva la envía el doctor José Javier Delgado, vecino de Domínguez 352, apartamento 9, entre Mariano y Línea de Ferrocarril, en el municipio capitalino de Cerro. Y es para alertar sobre la insoportable situación de ruido que provoca al vecindario la contigua fábrica de pistones de carros.
Precisa el lector que dicha industria, para funcionar, requiere de un gran compresor, que desde las 6:00 de la mañana hasta las 7:00 u 8:00 de la noche está funcionando, con las consiguientes vibraciones. En su caso particular, el apartamento queda frente por frente al compresor, que tiene afectado de los nervios a su hijo, y de los oídos a él mismo.
El doctor lleva dos años luchando con el problema: en las asambleas de rendición de cuenta del delegado, ante las autoridades municipales y otras instancias, pero nada han resuelto.
El doctor José Javier testimonia la irritación de los vecinos: ya no pueden más con las vibraciones. Y se pregunta si la protección del medio ambiente en nuestro país no debe empezar por el centro mismo de la naturaleza, que es el ser humano.