Acuse de recibo
El pasado 22 de junio, esta sección reflejó la denuncia de Oneida Pérez Iglesias, residente en la localidad matancera de Jovellanos, acerca de dos bultos postales impuestos por ella en el correo de esa localidad con destino a Ciudad de La Habana, que nunca llegaron a su destinataria.
Uno de los paquetes, según precisaba Oneida, tenía la numeración 001340941, y fue trasladado en el despacho 18-1, mediante TRASVAL, el 8 de mayo pasado.
A propósito, escribe ahora Sergio G. Torralbas Pomares, gerente de Mensajería de TRASVAL, quien aclara que realizaron una investigación minuciosa y, luego de visitar el Centro de Clasificación Postal de la provincia de Matanzas, comprobaron que dicho bulto viajaba como parte del despacho 18-1, que fue recogido por efectivos de esa empresa el 9 de mayo a las 8 y 45 de la mañana, y entregado ese mismo día a las 11 y 5 de la mañana en la Gerencia de Cambio Internacional de Correos de Cuba, en la capital.
Precisa el gerente hasta el nombre del funcionario que lo recibió, y el hecho de que el bulto se encontraba completamente sellado y con el mismo peso que tenía desde un principio.
Aclara Torralbas que corresponde a Correos de Cuba dar continuidad a la investigación, para conocer el destino final del bulto; y reitera la disposición de TRASVAL de esclarecer cualquier queja o reclamación que con todos sus derechos hagan los ciudadanos.
La segunda carta la envía Gloria Pérez Ribas, una señora de 84 años residente en calle B número 555, entre 23 y 25, Vedado, municipio capitalino de Plaza de la Revolución.
Gloria confiesa que se siente a veces avergonzada de las irregularidades que se publican en esta columna, reflejo de la falta de respeto y deshonestidad de personas que no cumplen con sus obligaciones. Y quiere dedicarle su planteamiento a «los ineficaces e incapaces», a ver si se les pega algo de lo que ella quiere mostrar.
Gloria ensalza la «magnífica atención» que recibió en el Complejo Auditivo sito en San Lázaro esquina a Gervasio, en Centro Habana:
«Es un ejemplo de lo que debe ser cualquier centro de atención a la población. Desde su directora Maribel Ponce de León, Irasema, la secretaria que atiende el teléfono, el mostrador donde se atienden los equipos; Saadia, la técnica que me realizó el molde, así como los demás trabajadores.
«Todos son personas afables, amables, con una sonrisa siempre y deseos de atenderlo a uno con cariño y amor. Además, el centro siempre se ve limpio, ordenado y con disciplina, a pesar de tener la acera de la calle San Lázaro abierta, con el concebido polvo y molestias para los ancianos, quienes para entrar al complejo tienen que cruzar por encima de una tabla».
Agradezco a Gloria que haga público este reconocimiento a quienes se esmeran en servir al prójimo con gusto y con amor. Afortunadamente, en el Complejo Auditivo hay esos oídos prestos al sentir del cliente, que faltan en otros sitios plagados de ciertas «sorderas» indolentes.