Poco más se ha sabido del destino de los 239 viajeros a bordo del Boeing 777-200, la mayoría de nacionalidad china. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:47 pm
Existen muchos velos sin descorrer en torno a la desaparición del vuelo MH370, entre Kuala Lumpur, Malasia, y Beijing, China, que desapareció de los radares secundarios a la 1:30 a.m. del sábado 8 de marzo, cuando volaba a 35 000 pies de altura (más de 10 600 metros), apenas una hora y media después de despegar.
Desde entonces, poco más se ha sabido del destino de los 239 viajeros a bordo del Boeing 777-200, la mayoría de nacionalidad china, aunque también los había de otros 13 países.
Muchas han sido las especulaciones sobre la causa de la desaparición sin apenas rastro de la aeronave, alimentadas por la extraña circunstancia de que nunca emitió una señal de alerta, por haber sido desconectados los aparatos de comunicación, y porque incluso en una era de comunicaciones telefónicas constantes, de llamadas satelitales y de tantos recursos, nadie haya emitido siquiera una mínima voz de alarma.
Quizá nunca se sepa cabalmente qué pasó en realidad a bordo del MH370. De ser totalmente ciertas las informaciones de que se precipitó al mar al sur del océano Índico —como sugieren investigadores e imágenes de radar, y anunciaron autoridades malasias—, no por ello los desafíos tecnológicos que presenta este desastre son menores, pues todos se hacen la misma pregunta: ¿cómo pudo desaparecer un avión en el aire?
Vuelos a la eternidad
Aunque la misteriosa pérdida del vuelo de Malaysia Airlines ha suscitado la atención de todo el planeta, lo cierto es que no se trata de un hecho único en el más de medio siglo de auge de la aviación comercial.
Según datos de la Aviation Safety Network (ASN), organización que lleva el registro de accidentes de aeronaves en todo el mundo, desde 1948 al menos 88 aviones se han esfumado sin dejar rastro.
«En ninguno de los casos se pudo encontrar ni una sola pieza del fuselaje, manchas de carburante o cuerpos de los pasajeros y de la tripulación», aseguraron a la prensa los expertos.
Entre las sorprendentes aeronaves que «volaron al vacío absoluto» se encuentran aviones de pasajeros, de carga, corporativos y hasta militares, los cuales nunca llegaron a su destino.
La ASN reveló que los datos atestiguan que 62 de estos aviones se perdieron mientras sobrevolaban el mar, y 25 de ellos lo hicieron cuando estaban sobre algún continente, lo cual hace aun más raro que no se haya encontrado nada.
Uno de los ejemplos más recientes fue el del Boeing 727 que desapareció el 25 de mayo de 2003 en el aeropuerto Quatro de Fevererio, de Luanda, Angola. Se trataba de un avión viejo, en operación desde 1975. Dos técnicos se encontraban reparándolo y debían hacer una prueba de rutina. En vez de eso, sin hacer caso a ninguna orden, la aeronave tomó velocidad y se perdió en los cielos por siempre.
Entre las historias famosas está la de la desaparición en 1937 de la aviadora Amelia Earhart, cuando intentaba convertirse en la primera mujer en darle la vuelta al mundo en aeroplano; o el insólito caso del «vuelo 19»: cinco bombarderos de la Marina de Guerra de Estados Unidos que desaparecieron frente a la costa de la Florida, el 5 de diciembre de 1945, cuando efectuaban un entrenamiento. A este caso, además, se sumó la pérdida del avión patrulla que salió a buscarlos, del cual tampoco se supo nunca nada.
Cuba también ha tenido sus historias de aviones perdidos, como la extraña esfumación del Cuatro Vientos, un aeroplano piloteado por los intrépidos españoles Mariano Barberán y Joaquín Collar Serra, quienes entre el 10 y el 11 de junio de 1933 estuvieron 39 horas de vuelo y recorrieron 7 320 kilómetros a través del Atlántico para unir España y Cuba, la mayor distancia recorrida hasta entonces por un avión. Después de casi diez días de celebraciones y festejos en toda Cuba tras la hazaña, volvieron a despegar con rumbo a México para recorrer apenas 920 kilómetros en unas 12 horas... y nunca más se supo de ellos.
El número al que usted llama...
En la era de las telecomunicaciones, ¿cómo fue posible que un avión resultara desviado y volara durante horas en una ruta que no era la original?
Con tantos radares civiles y militares, con múltiples satélites oteando constantemente el planeta, con aeropuertos y torres de control, con radiofaros, aviones civiles y militares, portaviones y múltiples sistemas de vigilancia, ¿se puede perder realmente «a la vista de todos» una aeronave de pasajeros?
Actualmente 26 países participan de una u otra forma en la búsqueda de lo que se supone sean los restos del MH370, y se han usado múltiples tecnologías para detectarlos, e incluso para determinar lo que sigue siendo el gran misterio: ¿por qué se accidentó?
Las teorías van desde un ataque suicida, un secuestro o problemas sicológicos de los pilotos, hasta la posibilidad de que un millonario norteamericano hubiera hecho desaparecer a sus cuatro «socios» chinos, con los cuales compartía una patente millonaria de un semiconductor, y que casualmente viajaban juntos en ese Boeing. Algunos, incluso, hablan de una «abducción alienígena».
Y es que a todas luces es difícil creer la absoluta oscuridad en que entró el vuelo, que ya se sabe perdió todos sus sistemas de comunicación que, por cierto, no eran pocos.
Los expertos explican la falta de comunicación telefónica por el hecho de que viajaba muy alto, y la ausencia de llamadas desde los teléfonos del propio avión porque «alguien» desconectó los sistemas de comunicación y también apagó el sistema de entretenimiento del aparato, por lo que los móviles de aire no funcionaban, pues van conectados a este.
Incluso, de haber sucedido así, los pasajeros tampoco se habrían dado cuenta del cambio de rumbo, ya que los mapas que salen en pantalla no estarían funcionando, y habrían seguido a ciegas sobre la verdadera dirección que llevaba el aeroplano.
Silencio en la oscuridad
Otro misterio insoluble es por qué no funcionaron los demás sistemas para localizar la posición constante que tiene un avión.
Las aeronaves comerciales modernas están dotadas de varios sistemas de comunicación. De ellos, el más básico es la radio de alta frecuencia (HF, por sus siglas en inglés) para comunicarse por voz con tierra o con otros aviones, la cual fue desconectada.
Además, poseen un radar convencional —puede detectar objetos en el aire o el agua— y otro secundario —se usa actualmente en el control del tráfico aéreo—, que recibe señales de radio y responde a ellas con un código o squawk (de cuatro dígitos), el cual identifica el vuelo de que se trate. Este dispositivo proporciona a aviones y radares datos como el número de vuelo, posición, altura, rumbo, velocidad y otras opciones.
El avión también dispone de balizas que se activan en caso de accidente para señalar la posición del aparato, además de las llamadas cajas negras que registran las conversaciones en la cabina y los datos de los sistemas del avión. Estos dispositivos emiten señales para facilitar su localización durante 30 días, de ahí la urgencia por encontrar el lugar exacto donde cayó el vuelo MH370 y recuperar alguna caja negra que permita aclarar lo que sucedió.
Los sistemas del avión también envían información a tierra mediante el Acars (Aircraft Communications Addressing and Reporting System). Este transmite vía radio o por satélite mensajes cortos que incluyen datos sobre los sistemas del avión, el cual dejó de transmitir 23 minutos antes de desaparecer de los radares.
Lamentablemente, no estaba instalada en el Boeing perdido el sistema más sofisticado: la antena de comunicación por satélite (Satcom), que permite a la tripulación hablar por teléfono, enviar datos o navegar por Internet en pleno vuelo.
Aun así, cuesta mucho creer que los radares civiles o los militares no hubieran detectado nada, por lo que las teorías de conspiración y ocultamiento de la verdad siguen siendo muy fuertes.
Cualquiera que sea su explicación, este hecho ha planteado una gran disyuntiva a la aviación comercial moderna, pues sea como sea hay que evitar que un avión con 239 pasajeros a bordo vuelva a desvanecerse en la nada.